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Luna nueva en Cáncer

A las 23:52 hs del 28 de junio, se perfecciona la Luna nueva en Cáncer.

Esta cuarta Luna nueva del año astrológico se da en conjunción a Lilith y en cuadratura a Júpiter en Aries.

Somos consciencia habitando un cuerpo físico.
Somos consciencia, entonces, no somos ese cuerpo. Ni la historia que el cuerpo, consciente o no, atravesó.

Cáncer se presenta tradicionalmente como el arquetipo de la madre, del hogar, de la nutrición y del amor protector.

Pero es un signo cardinal: tiene la fuerza de los comienzos. El inicio invernal o estival, el primer signo de agua que nos conecta con las emociones que sacuden la materia, la profundidad de las raíces y la contenci{on de lo ancestral. En Cáncer habitamos nuestra vida o la rechazamos, aceptamos la protección o, como cangrejos, nos defendemos de ella para no ser asfixiados.

Cáncer es sensibilidad emotiva y amor leal, sanguíneo o del corazón.

La familia -hace tiempo ya- no es lo que las religiones promulgan, ni lo que nos enseñaron que debía ser. Desde familias ensambladas hasta hijos que no son paridos (y a veces ni siquiera humanos) la concepción de estabilidad familiar heredada está mutando por electividad afectiva, resonancia. Cáncer es el principio de resonancia con las personas con las que me siento en casa.

Pero en sombra es la testarudez del matriarcado, la negación del complemento, la supervivencia del hijo bajo el yugo de la madre, que no puede cortar el cordón para independizarse. Es la sensibilidad exagerada de quien, enojado, se convierte en víctima de los demás cuando no lo tienen en cuenta.

Aspectos

Júpiter recibiendo la cuadratura desde la lunación, exagera, propone un crecimiento sobre cosas que tal vez no deseamos que se expandan. El fuego no crece sobre el agua pero puede hacerla entrar en ebullición.

La conjunción con Lilith, por otro lado, suele ser mal vista. Aún antes de perfeccionarse, el evento tiene mala prensa desde la astrología tradicional y predictiva.

Lilith representa a la mujer que seríamos si no tuviéramos que respetar la moral y las “buenas costumbres”, si pudiéramos ir más allá de los tabúes y las represiones internas. La manera en la que lidiamos con nuestra sombra, con las emociones más bajas y oscuras, y con los deseos no tradicionales.

Representante de la posición más alejada de la Tierra que tiene la Luna, el apogeo, Lilith va más allá del aspecto nutricio lunar, exaltado en este evento por la regencia lunar.

Nuestra relación con lo que va más allá de nosotros, con el desapego y con la frustración del deseo egoico y la inhibición en general, van de la mano de Lilith. Allí donde ella se ubique en la carta natal, nos cuestionaremos para vaciarnos, desprogramarnos y desapegarnos. A través del vaciado y la entrega al desapego, permitimos que el Todo, lo Absoluto, fluya dentro de nosotros sin ser limitado por un yo o un ego en el medio. No hay bloqueos o limitaciones, pero sí la firme voluntad de estar abiertas a la vida, confiadas a que lo que fluye dentro nuestro es lo trascendental.

Lilith representa el descenso del ego al soltar el control, a las infinidades del ser que, en completa rendición y entrega a la consciencia que es, se olvida de sí mismo para recordarse de verdad.

No hay nutrición con Lilith: hay reducción, despeje, vaciado de lo superfluo en pos de encontrar, en lo profundo, lo importante, lo único. Una Luna nueva en conjunción a nuestra parte oscura nos invita a amigarnos, a recordar que no podemos ser sólo “la madre buena”, “la tía nutricia” o la pareja dulce, porque ser demasiado impecable, buena y dulce durante demasiado tiempo equivale, como dice Clarissa Pinkola, a estar un poco muerta. Y, quién sabe, tal vez con Lilith podamos reconocer a la muerte como amiga inseparable de la vida.


Hay alguien más conectando con la Luna nueva, y es Venus desde el grado 7 de Géminis: dos días antes se encontró en conjunción con la Luna abriendo así la Sexta Puerta de su descenso al inframundo, y la Luna llega a su fase nueva con esta energía de liberación de energía sexual, creativa y gestante. Para más info, andá al contenido de Avalon.

Vesta desde Piscis ofrece compasión, amor y cuidados con nuestra naturaleza completa, con la dualidad humana sin olvidar nuestra esencia sagrada. La intuitiva, la bruja, la conectada con el cielo, la puente entre lo divino y lo profano, protege el fuego sagrado de nuestro interior recordándonos que no somos nuestras emociones pero que ellas son la expresión de nuestras células, representando lo que nuestra mente les indica.

Habitar nuestra humanidad es recordar nuestra naturaleza, nuestra sacralidad como consciencia pura y la humanidad dual que emprendemos al encarnar. Habitarnos es respetarnos, sostenernos, recordando que el único camino siempre es el presente y que, lo que nos trajo hasta acá, sólo se ofreció como puente, pero no tiene porqué ser lo seguro ni debería ser repetido todo el tiempo.

El camino de la nostalgia

Con el arquetipo del cangrejo, no caminamos hacia el costado, pero sí traemos el pasado todo el tiempo al presente. La mecánica lunar y de nuestro inconsciente, dicta todo el tiempo que si repetimos lo conocido, estaremos en una zona segura donde no hay riesgo de muerte del ego, ni cosas desconocidas que tendremos que aprender a atravesar.

Los mecanismos de defensa y de repetición nos asfixian, tanto como nos puede asfixiar creer que el amor es algo que aprendimos en la infancia y que, en realidad, amenaza a nuestro bienestar. Pero como es conocido, se empareja con lo seguro y ahí vamos, sosteniendo al pasado y recayendo en sus patrones todo el tiempo.

Necesitamos a Lilith porque romper con el pasado, con la nostalgia de que todo tiempo pasado fue mejor, es no sólo necesario sino urgente. Necesitamos el desapego de las viejas formas, de lo heredado, para gestar nuevas raíces. No hay evolución de consciencia cuando uno se aferra a algo que sólo existe en el refugio de nuestra memoria. No hay avance si nos envuelve el pasado, si recordamos lo viejo en lugar de arriesgarnos a crear lo nuevo.

Agradecer y dejar ir, para dar paso al nuevo crecimiento, a la semilla que gestemos de acá a seis meses, es lo que nos permitirá regalarla en lugar de olvidarnos de nutrirla. No responderá a nuestras expectativas lo que sea que sembremos, porque tendrá su vida propia. Y será parte de la nuestra siempre que nos atrevamos a ir más allá de lo conocido.

¡Feliz Luna nueva!

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