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El origen se encuentra dentro

Con la cuadratura del Sol en Cáncer y Quirón en Aries, la pregunta “¿Quién soy?” nos puede llevar a indagar profundo en nuestra historia, raíces, ancestros y orígenes.

Además, el Sol también está perfeccionando un sextil a Urano en Tauro y Venus en Leo tiene un trino al Nodo Sur en Sagitario:

¿qué creencias es necesario romper de nuestra historia colectiva, de nuestro inconsciente, para poder avanzar como humanidad, para poder brillar desde lo individual y brindar nuestros talentos con generosidad hacia los demás?

Algo sobre el ADN

El cuerpo humano posee el ADN mitocondrial de la primera mujer en nuestra línea ancestral.

¿Qué significa esto?

Esta parte del ADN a la que se resume como ADNmt es la que se transmite únicamente de madre a hija/o y no se altera, es decir, es pura y siempre se mantiene idéntica. Entonces, si hacemos una línea hacia atrás en nuestro árbol genealógico, tendremos el mismo ADNmt de nuestra madre, abuela materna, bisabuela materna, y así, hasta llegar a la primera mujer de nuestra línea ancestral.

Esto no sólo nos lleva a un viaje de investigación que, a menos de tener un linaje importante, es muy complejo de finalizar con claridad, sino también a mil preguntas más sobre el origen propio pero también el de la humanidad.

¿De dónde venimos?

Por un lado:

Las células de nuestro cuerpo tienen 23 pares de cromosomas, mitad de nuestra madre y mitad de nuestro padre. Es decir, por célula hay 46 cromosomas.

El ADN se encuentra dentro de los cromosomas. Y cada zona precisa de ADN se denomina gen. En nuestros genes es que contenemos todos los códigos para nuestro funcionamiento como seres humanos.

Por otro lado:

Toda nuestra vida nos contaron que provenimos del hombre de neandertal que evolucionó hasta el “modelo” humano que somos ahora. Sin embargo, en el año 2000 se confirmó que no tenemos ninguna conexión de ADN con los restos encontrados de un bebé neandertal, es decir, que no somos parte del mismo árbol genealógico.

La teoría darwinista de la evolución, tal y como el mismo Darwin afirmaba (y temía) no puede sostenerse.

Y por otro lado más:

Compartimos un 98% de nuestro ADN con el del chimpancé. Y un determinado gen, llamado FOXP2, se encuentra en ambos. Para los humanos es el gen del habla, sin embargo, ¿por qué los chimpancés entonces no hablan? El hecho es que un mismo gen se puede activar de distintas formas y en distintos grados para hacer cosas diferentes.

El ADN chimpancé tiene 48 cromosomas y nosotros 46. Pero esos dos cromosomas perdidos son los dos mismos que tienen los chimpancé, modificados (y se encuentran en algo denominado cromosoma 2 humano, por si quieren buscar más información).

¿Entonces?

Los genetistas descubrieron que esos cromosomas “perdidos” y modificados, no fueron modificados por procesos naturales, sino intencionales. “Algo” o “alguien” hizo ese movimiento en nuestros genes para que podamos tener esa gran diferencia que nos separe de los chimpancés. Algo o alguien que sabía cómo modificar el ADN.

Como conclusiones, somos el resultado de un acto de creación intencional, ya que las mutaciones de estos dos genes (FOXP2 y cromosoma 2 humano) son específicas y se ha demostrado científicamente que estas mutaciones fueron rápidas -no a través de procesos naturales y progresivos- e intencionadas.

Como nuestro árbol genealógico no se enlaza con todos los restos encontrados de los otros tipos de homínidos, hay cortes entre estas relaciones que nos hacen sospechar de la continuidad de nuestro linaje.

Ilustración de Gregg Braden en “Humanos por diseño”

Orígenes estelares

Las otras conclusiones parecen determinar que somos obra de una forma de vida inteligente. Los tiempos, exactitud y precisión de nuestras mutaciones genéticas -y la tecnología necesaria para llevar a cabo tales mutaciones- implican la previsión e intención de una inteligencia avanzada.

Es decir, esa inteligencia avanzada tenía, hace doscientos mil años, la tecnología suficiente para lograr estas mutaciones (cosa que recientemente estamos aprendiendo a realizar).

Ante la pregunta que ronda a la humanidad desde antaño “¿De dónde venimos?” es preciso dejar de sostener teorías de hace 150 años y abrir la mente hacia los nuevos descubrimientos científicos.

Esos descubrimientos son los que nos llevarán, cuando ya esté asentada la Era de Acuario, a la definitiva reunión entre ciencia y espiritualidad.

Mientras tanto, aquí , aquí y aquí tienen más artículos que tal vez les ayudan a comprender la otra cara de esta historia.

Creencias para ir desafiando y rompiendo

-Que sobrevive el más fuerte. Con el paso de los años y de la evolución científica, podemos estar seguros de que sobrevive quien se sabe adaptar a las nuevas circunstancias, que es flexible ante cambios y se permite atravesar transformaciones. Esto va de la mano con aprender a perdonar y soltar el control desde un lugar psicológico.

-Que estamos en la Tierra “por casualidad”, que existimos sin ninguna intención o propósito(s) específico(s): nuestra existencia tiene una finalidad y sólo por eso tenemos valor y merecemos lo que deseamos crear y manifestar para conectar y concretar parte -al menos- de esa finalidad.

-Que los nuevos descubrimientos sobre la vida en general cuentan nuevas historias, entonces, ¿por qué no podría yo crear y contarme mi nueva propia historia?

-Que los dioses que siempre creemos que están allá afuera y a quienes “les pedimos cosas” sólo son ejemplos de arquetipos y energías interiores que es preciso recordar o reaprender a activar.

Que esta ruptura sea para liberarnos del pasado que pesa y avanzar más libres y livianos.

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