Toda temporada de eclipses se siente como un período liminal, de no-tiempo y no-espacio. Son umbrales, puertas hacia lo que todavía no es pero tiene el potencial de manifestarse.
Como es el Yo Soy quien toma el control en estas temporadas, las sincronías y los milagros (esperados o inesperados) suelen aparecer como recordatorio de nuestra unión con lo Divino, que no es más ni menos que el recuerdo de lo que realmente somos.
Hay una sensación de urgencia, de vuelta a casa, de recuperar lo que nos enciende y le da sentido a nuestras vidas, por más que la vida en sí misma quizás no porte ningún sentido para nuestras mentes racionales.
Esta vez hemos llegado a un primer eclipse de serie, del eje Virgo-Piscis, que activa las Claves Genéticas 6 y 36. La paz y la compasión. La diplomacia y la humanidad. El conflicto y la turbulencia. En el iChing, de donde las Claves Genéticas provienen, la clave donde se ubica la Luna, la 36, se llama “El oscurecimiento de la luz”. Qué interesante la magia de la sincronía universal, te revelo más:
cada noche oscura del alma, sea que has vivido sólo una o unas cuantas, te propone hacer de tu ser y de tu cuerpo tu propio combustible. Conectar con tu Fuente primordial de vida, con tu corazón, tu Chispa Divina. Toda noche oscura y momento desafiante de crisis te está poniendo a prueba para hacerte rendir. La redención ante tu Real Ser, no para tirar la toalla y abandonarlo todo. Aunque, sí, debo reconocer que muchas veces la rendición y redención ante lo Divino implica que abandones todo lo que ya no te funciona, apoya tu evolución o ayuda a crecer. El tema es que siempre creemos que crecer debería ser liviano, amoroso y sentirse como un final feliz. Pero crecer duele. Reconocer nuestras sombras, duele. Aprender a habitarnos y ser nuestro propio hogar, también.
Creemos que porque alguien nos desafía, deberíamos dejarlo atrás. O porque una relación tiene crisis, ya hay que huir abandonándola. Esa falta de inteligencia emocional es un mal que nos afecta hace muchos años, especialmente con el auge de la comunicación y la información, donde todo es rápido, inmediato, y no nos pide pensar, sentir o conectar con nuestra verdad interior.
La gran consciencia de la que somos parte quiere experimentar la vida a través de nosotros, pero no la solemos dejar, interponiéndonos con nuestro ego-mente ante los designios de una vida divina. Las magias que harían que todo fuera mucho más simple, se hallan en la redención. Y en la redención encontramos también la paz, porque dejamos de luchar con partes nuestras que no apreciamos (ahí la noche oscura aparece para ayudarnos a fortalecernos y aceptarnos) y con el mundo externo.
En la queja y en la lucha todo se convierte en una rueda de hámster de donde parece no haber salida, porque todo lo miramos con la perspectiva de la supervivencia. Esto mantiene a nuestro sistema nervioso en alerta, porque lo tomamos todo como una amenaza: nuestras emociones, la sexualidad, el miedo al dolor y al sufrimiento, y miles de cosas más que intentamos controlar en vano y que nos mantienen en un loop de inseguridad y miedo constante.
El verdadero propósito del sufrimiento es enseñarnos sobre la dualidad de la vida y, sin embargo, cuando te quedás en el rol de víctima vivís sufriendo, pero cuando comprendés el significado profundo del placer y del dolor, todo internamente se libera, como si rompieras unas cadenas mentales y energéticas que vos misma elegiste en su momento. Y ahora podés comenzar a elegir diferente.
Este es el primer eclipse de la serie Nodo Norte Piscis – Nodo Sur Virgo, y comienza sin los Nodos Lunares allí pero con una Luna llena, en conjunción a Neptuno. No hay nada más certero como rendirte ante tu propia alma, ante tu Divinidad, eso que realmente sos y que ignoraste por demasiado tiempo. Como es un eclipse de cierre bastante intenso pero al mismo tiempo el primero de este eje, puede plantearse como el inicio del fin de una fase de tu vida demasiado mental, rígida y racional, para ir hacia una nueva que sea más en unión con tu Espíritu, tu corazón y especialmente escuchando a tus emociones.
Sin duda el trabajo de conectar con tu cuerpo y escucharlo para ser canal de tu Yo Soy es la tarea más divina que nos toca en este período. Pensalo así: cuanto más pienses y te critiques, menos te escuchás de verdad y tu mente quiere tomar el control. Cuanto más te rendís a dejar de funcionar como lo venías haciendo, más te animás a integrar esa versión tuya que estás deseando expresar, y más se abren oportunidades nuevas alineadas a esa versión y a tu visión al respecto.
Claro que habrá desafíos en el camino, pero quejarte o victimizarte no va a hacer que se vayan. Responsabilizarte y comprometerte con tu viaje en esta única vida que hemos venido a experimentar -en este momento de la historia de este planeta-, sí.
Ser humano es aceptar tus sombras. Y reconocer que el oscurecimiento de tu propia luz no implica que se apague, sino que hay que mirar bien adentro, detrás de esas sombras, para encontrarlo.
La Clave 36 plantea que vivir desde el corazón es el antídoto del miedo. Y es justamente lo que vamos a hacer en Metamorfosis: abrazar tan fuerte a tus sombras que no quede otra que permitirte encontrar el oro oculto y la luz que contienen.
Te inscribís aquí, comenzamos en tres días y vas a darte cuenta que tu magia está intacta. Sólo la estaba opacando la sombra que no habías querido abrazar antes.