Este fin de semana, Venus llegó al grado del eclipse solar del 14 de diciembre, generando ecos del eclipse en general.
Como va cayendo en el Centro Galáctico, formando un trino a Marte y en breve a Urano, podemos sentir que todo se está moviendo muy rápido, en lugar de la acostumbrada calma de enero. ¿Será que nos estamos preparando para las sorpresas de este año venusino-uraniano? Porque los vínculos en general serán el mayor sostén dentro de un 2021 que aparenta querer desestabilizar lo estático y terminar de limpiar con un huracán los escombros de la triple conjunción.
Ya no se siente la destrucción profunda, de raíces, como con la unión de Júpiter, Saturno y Plutón: nos resistíamos a destruir lo que nos destruía y “el mundo” demostró ser más fuerte que nuestras ansias y deseos. Es decir, nuestro inconsciente es ese mundo, lo hacemos día a día con todo lo que reprimimos, negamos, escondemos de nosotros mismos.
Como dice Eckhart Tolle en “El poder del Ahora”: “¿Está usted contaminando el mundo o limpiando el desorden? Usted es responsable de su estado interior; nadie más lo es, así como usted también es responsable por el planeta. Lo mismo que ocurre dentro, ocurre fuera: si los seres humanos limpian la contaminación interior, también dejarán de crear contaminación exterior.”
Ahora la energía uraniana -que siempre responde a los ciclos de Júpiter y Saturno, así que era de esperarse- nos despierta a los sacudones, no tan profundos o destructivos, sino más bien veloces, urgentes. ¡Es ahora mismo! ¡Es YA! grita Urano con su efervescencia característica.
Los cambios se verán donde sea que esté transitando en tu carta, pero más fuertemente en lo social, ya que Urano es un planeta transpersonal: si hemos venido de destruir paradigmas, de hurgar en las bases de la estructura social y de provocarnos un renacimiento, ahora entonces tenemos que asistir nuestro propio parto.
Venus cayendo en el Centro Galáctico estos días luego de tocar el punto del eclipse, culmina la duración de éste y lo hace con su energía de deseo, vincular, de belleza, equilibrio, armonía, apegos sanos y valoración. Porque me amo, dejo ir este vínculo que no es para mí, esta ilusión, esta perspectiva soberbia o juiciosa, esta creencia del pasado, este dogma personal y social, esta manera de interpretar lo femenino, de creer que debe “ser” de tal o cual manera, esta forma de ser canal, de hacer vasija, de no estar amándome como lo merezco, o de ni siquiera creer que merezco todo lo abundante y bello en mi vida.
Somos magia, y la magia se manifiesta fuerte y claro cuando está envuelto el Centro Galáctico. Sencillamente lo que tenemos que dejar ir estos próximos seis meses no tenía que ser, no nos dejaba crecer o no es el momento para que se manifieste.
El presente es lo único que tenemos, como bien sabe el Nodo Norte en Géminis.