Vamos por la vida temiendo llamar la atención, no sea cosa que alguien nos tome de punto, nos mire con malas intenciones, nos quiera dañar.
Damos pasos chiquitos pero apurados para terminar llegando tarde siempre, a ninguna parte.
Establecemos metas pequeñas, porque tememos que las grandes no sean para nosotros. Mirá si fracaso, mirá si me sale mal, mirá si me decepciono, mirá si sufro.
Lo hacemos todo pequeño porque tener una visión grandiosa estuvo siempre relegado a los dioses, o a las personas que ostentan el poder.
A nosotros no, qué nos va a tocar, meros constructores, mano de obra del mundo.
Pero nunca te arriesgaste y un día te vas a morir.
No, no tenés que salir corriendo a hacerlo ya, ni saltar a cualquier lado.
Yo sé que tenés una meta, un objetivo, un sueño enorme que cumplir.
Quiero que sigas tu camino, el llamado interior para dejar de hablar bajito, para caminar derecha, para alzar tu voz y decirle al mundo: “¡Acá estoy yo!”
Porque si seguís en la chiquita no te ven y estoy segura de que no viniste a pasar desapercibida.
Establecé una meta grande y hacé lo que se requiera de vos para hacerla realidad.
El fracaso es una ilusión de pérdida para que no nos arriesguemos a demostrar todo nuestro potencial.
Y en tal caso, te sirve para aprender.
El Sol llega a Virgo hoy y comienza la temporada de sacralizar nuestras rutinas y de animarnos a crear hábitos conscientes.
¿Estás lista para todo lo que te traeré este mes?