Desde que ingresó a Acuario en diciembre de 2020, Saturno ha recorrido hasta el grado 13 del signo, y el 23 de mayo a las 6:20 hs -Uruguay/Argentina- comienza su retrogradación. Se volverá directo el 10 de octubre a las 23:18 hs.
Con Saturno estructuramos y también desestructuramos, pero siempre en base a las normas personales, al propio sentido de la moral y de todo aquello que se convierte en un deber ser social. Con los tránsitos de Júpiter y de Saturno nunca actuamos solos, o al menos nuestros actos no sólo traen consecuencias para nuestras vidas, sino que se contagian a nuestro entorno inmediato y repercuten en el ambiente social.
No hay revolución si no nos sentimos atados a algo
No es que con Saturno queramos revolucionar pero no podemos ver los aspectos por separado, ya que forman parte de un todo. Saturno y Urano están en cuadratura prácticamente todo el 2021 y unos meses de 2022, y de esto sí se trata la revolución de las formas sostenidas desde antaño.
Con Saturno intentamos sostener lo personal antes de llegar a lo social, nos aferramos a las formas acostumbradas. Con Urano surgen las nuevas ideas no convencionales que chocan con lo que Saturno pretende seguir sosteniendo, e incluso puede tornarse en algo muy poco personal, porque con Urano nada lo es.
“A veces es sorprendente cuan poco individualista puede ser semejante comportamiento -ser parte de una revolución-, aunque la persona que se encuentra atrapada por un punto de vista uraniano casi nunca lo reconoce, porque el mismo acto de rebelarse contra algo significa que uno está profundamente atado a aquello contra lo que lucha y sutilmente dominado por eso. No es una expresión de la individualidad, porque esta surge desde dentro y no está dictada por el intento de ser lo opuesto de algo que percibimos en el mundo exterior.”
Liz Greene
Saturno es el umbral que nos separa a unos de otros, nos habla de límites y de fronteras. Urano quiere romper todo lo saturnino para recrearse desde el caos de la destrucción y gestar nuevas formas. Es muy natural que con la cuadratura Saturno-Urano sintamos la necesidad de cambio a todo nivel, sobretodo si en nuestra carta natal Urano es predominante o hay mucho Acuario, y que ésto choque con un gran sector de la sociedad.
Sin embargo, bajo la retrogradación de Saturno, podemos sentir que las viejas formas se están desmoronando poco a poco, aunque, lógicamente seguirán siendo estandarte de los más rígidos y de aquellas personas a las que les conviene que el mundo siga igual.
Los que más sentimos las ansias por el cambio y el movimiento con cierta urgencia, sabemos que necesitamos desparramar consciencia, y que no podemos solos. Porque reconocemos que SOMOS esa sociedad que tanto criticamos y que ahora tenemos la chance de lograr un cambio fundamental, algún quiebre que nos permita vivir en comunidad en paz.
Esto significa que todos los colectivos que siempre se han sentido relegados y atados al capitalismo y/o al patriarcado, necesitan no sólo unirse sino también establecer en lo personal una fuerte identidad. Cuanto más claro tengo quién soy, mejor conozco esa semilla que puedo dejarle al mundo. Sin embargo, si mi identidad sólo depende de mi pertenencia a algún colectivo, es posible que me pierda a mí misma, sea que logramos en conjunto esa ansiada libertad y respeto. Por eso siempre lo personal es tan importante como lo colectivo: porque desde allí nace la propia coherencia.
Para más info sobre el ámbito actual astrológico, podés leer el artículo de Júpiter en Piscis aquí.
A nivel personal
Saturno nos ayuda a formar el carácter en cuanto a límites. Nos habla de nuestra estructura ósea y de nuestra piel, es decir, de aquello que es sostén para nosotros y también de lo que nos protege de las amenazas del mundo exterior. En lo personal, es importante que Saturno nos esté marcando el ritmo, el paso gradual de un cambio de consciencia necesario, pero que si hacemos desde la rigidez, sólo será cambiar de vestimenta las normas de siempre.
En sus retrogradaciones, podemos ver que construcciones y manifestaciones que estábamos pretendiendo llevar adelante se toman pausas, requieren cambios o reajustes. La Tierra es el planeta de la manifestación y aprender a masterizar a Saturno es una de las tareas más duras porque nos requiere encontrarnos con procesos lentos, paciencia, trabas, bloqueos y limitaciones que provienen de nuestro propio inconsciente. Y lo que más importa en ese camino es hacerse cargo de cómo uno es el propio palo en la rueda y puede quitarse cuando atraviesa, reconoce y abraza esas limitaciones, y los miedos más profundos interiores.
Saturno es un viejo sabio que conoce de disfraces, por eso puede llevarnos a engañarnos a nosotros mismos cuando estamos estableciendo nuevas estructuras sin querer soltar las viejas, aunque en un aspecto más luminoso nos está hablando de la capacidad de mutar cuando la naturaleza así lo requiere.
Con él las cosas no son fáciles: nos lleva a intensos procesos personales que nos aíslan un poco de la sociedad porque nos pide pasar tiempo a solas, conocernos a nosotros mismos, responsabilizarnos de nuestras vidas, “hacer la tarea requerida”. ¿Para qué? Para madurar como seres que son parte de la sociedad que también requiere renovarse y madurar.
Aunque para el ego pueda resultar doloroso, y se requiera una paciencia que nunca antes siquiera hemos practicado, la recompensa de trabajar con Saturno -por tránsito y en la carta natal- tiene el brillo de quien encuentra su propia esencia a través de la madurez de Ser Humano.