Hace un tiempo hablaba con una amiga sobre un vínculo que no era “tóxico” ni malo, pero que me tenía drenada energéticamente, y ella me recomendó hacer un corte de cordones energéticos, también llamado de lazos kármicos.
Enseguida vinieron muchas cosas a mí mente -me rechina la palabra “kármico”, y recordé un libro donde se explicaba el ejercicio del corte de cordones que nos unen a otras personas y drenan nuestra energía.
“Kármico” nos lleva a pensar siempre que se habla de alguna deuda de karma de vidas pasadas. Se llaman así basados en eso, sí, pero a mí me gusta más llamarlos cordones energéticos. Porque el karma no siempre implica una vida pasada ni tener que hurgar en regresiones para sanar.
Los vínculos que nos drenan pueden ser de varios tipos, pero lo principal para poder reconocer que se necesita un corte es observar la propia energía al respecto de esa relación o persona. Si me siento agotada, drenada energéticamente, si me angustia o peor, me hace sentir consciente y directamente mal, es recomendable hacerlo.
Esto no significa que el vínculo se vaya a terminar, pero sí que dejaremos de entregar nuestra energía y que recuperaremos nuestro poder al respecto. Hacer estos cortes nos ayudan a tener relaciones sanas: ya no nos unen tensiones, deudas o energía de vidas pasadas, sino que -si el vínculo continua- lo hace exclusivamente desde el amor, el respeto, y lo más importante: continúa aquí y ahora, tiempo presente. Que es una de las cosas más importantes que necesitamos comprender y permitirnos vivir, ¿cierto?
Karma
Al respecto del karma, Martin Schulman dice:
“El karma tiende a expresarse por medio de una serie de experiencias similares que se manifiestan a lo largo de un período de años. Cuando iniciamos una relación, a menudo lo hacemos porque inconscientemente vemos en el otro individuo algo que puede ayudarnos a resolver un problema kármico. En otras palabras: atraemos a quien necesitamos en un momento dado de nuestra vida, cuando estamos preparados para comprender. Así, el antiguo proverbio que dice: «Cuando el estudiante está preparado, el maestro está ahí», es verdaderamente el tono característico del por qué y cómo se producen las relaciones kármicas.”
Pero no todas las relaciones son kármicas (se supone que el karma es la deuda o residuo de vidas pasadas que venimos a resolver en ésta encarnación, pero que actualmente no toma de una a otra vida, sino que es parte de la misma experiencia de vida: lo hacemos, lo pagamos) y sin embargo en casi todas creamos cordones energéticos. Incluso en vínculos del presente que son exclusivos para nuestro crecimiento personal.
¿Qué son estos cordones?
Los cordones psíquicos o energéticos son formas condensadas de energía en forma de tubo (es decir, el cordón es como una bombilla) con la que nos conectamos con los demás e intercambiamos energía.
Estos cordones, según cuenta Amorah Quan Yin en su libro “Manual de ejercicios pleyadianos”, tienen también usos sanos. Un bebé recién nacido tiene cordones que lo unen a su mamá en los chakras corazón y raíz; durante las relaciones sexuales quienes las realizan suelen tener cordones que unen sus chakras sacro y del corazón, para el intercambio de amor, energía sexual y el enlace álmico. Y también hay momentos con seres queridos donde decidimos compartir amor a través del chakra del corazón de ambos.
En general, estos cordones no son necesarios para relacionarse, porque suelen crear codependencia, apego y fusión excesiva.
Los cordones “menos sanos” pueden quitarte energía, hacerte atravesar emociones ajenas, controlarte a través de la culpa o la confusión, hacerte creer cosas que rebajen tu amor propio, etc. La clave para observar cuándo se crean nuevos cordones o cuándo los estamos teniendo, es observar si nuestra energía se va o se siente como drenada estando con alguien.
Ejercicio 1
Este ejercicio es de retirada suave de cordones (es potente pero es suave la retirada para no dañar a los chakras) pertenece al libro “Manual de ejercicios pleyadianos” de Amorah Quan Yin.
1- Cerrá los ojos y visualizá que desde tu segundo chakra, un cordón (del color que quieras, excepto negro) desciende y se une con el centro cristal de la Tierra.
2- Visualizá tu aura de un metro de diámetro, y protegéla como en capas con los colores dorado, azul y una llama violeta cubriéndola por fuera. Sentite libre de cambiar los colores por aquellos que te representen mayor seguridad.
3- Ubicá rosas al frente, detrás, a la derecha, a la izquierda, por encima y por debajo de los límites de tu aura. Poneles el color que desees y si ves que se marchitan, imaginá que estallan en colos violeta y suplantalas por otras “frescas”.
4- Imaginá un sol dorado sobre tu cabeza y que su luz dorada baja desde la coronilla hasta la parte superior del chakra de la garganta, luego atraviesa tus hombros y brazos y desemboca en los chakras de las palmas de tus manos. Sentí cómo sale energía de tus palmas al tiempo que la luz dorada limpia tus canales energéticos.
5- Empezá a pasar tus manos alrededor de tu aura, despacio. Deberías poder percibir los cambios de energía en algunas partes de tu cuerpo. Cuando encuentres cordones, podrías sentir cosquillas, vibraciones o una mayor densidad. Si encontrás algo, estirá la mano “fuera de tu aura”: si la energía deja de sentirse igual, no es un cordón. Al cordón lo vas a sentir linealmente hasta los límites de tu aura.
6- Al reconocer un cordón, seguramente enseguida sepas con quien te conecta: la persona aparece en tu mente o la sentís intuitivamente, aunque si no aparece nadie, podés dejar fluir la energía y permitir que aparezca la identificación solita.
7- Para probar si realmente pertenece a esa persona, decí su nombre en voz alta: si el cordón te da alguna sensación (vibración, cambio de temperatura, endurecimiento) es una respuesta afirmativa. Si no cambia, seguí pronunciando los nombres que te surjan hasta dar con el acertado. Puede tratarse de un cordón que tenés con personas que no ves hace mucho tiempo incluso.
8- Llevá tus manos al lugar del cuerpo donde se conecta el cordón. Recordá la luz dorada fluyendo en tus brazos y manos, y tirá suavemente del cordón empezando por los bordes, poco a poco, hasta sentir que se desprende y se separa de tu cuerpo.
9-Visualizá que colocás una rosa en la punta del cordón que acabás de separar del cuerpo y empujá a ambos fuera de tu campo áurico. Visualizá ahora que estallan la rosa y el cordón, podés imaginar que estallan en color violeta y desaparecen.
10- El “hueco” que quedó en tu cuerpo y en el espacio donde estaba el cordón hasta tu aura, llenalo con esa luz dorada que fluye desde tus palmas o desde un pequeño sol que está fuera de tu aura.
Retirar cordones de la espalda
1- Visualizá una pantalla de cine fuera de tu aura. Tocala con las dos manos limpiándola con la luz dorada sanadora.
2- En la pantalla, imaginá que te ves de espaldas.
3- Tomá una bola de luz púrpura y lanzala a esa imagen tuya de espaldas en la pantalla. Visualizá cómo la energía púrpura ilumina cualquier cordón que deba retirarse de tu espalda (retiralos todos si querés).
4- Tras localizar algún cordón, repetí los pasos del ejercicio 1 para sentirlo y retirarlo, haciendo el ejercicio en la pantalla en lugar de tu aura, porque no vas a poder “tocarlo”. Es como si hicieras el ejercicio entero en la pantalla y no tocando tu cuerpo.
5- Hacé lo mismo con cada cordón hasta sentir que finalizaste.
6- Cuando termines, poné la pantalla dentro de una rosa y hacela estallar en luz violeta hasta que desaparecen.
7-Sellá toda tu aura con luz violeta o la que te haga sentir protegida.
8- Si lo precisás, volvé a conectarte al centroo cristal de la Tierra
9-Abrí los ojos
Ejercicio 2
Este ejercicio combina una meditación que aprendí hace tiempo con elementos que incluí y siento que la hacen más completa:
1- Imaginá que bajás una escalera y que abajo de todo hay una pequeña luz que te guía
2- Llegás a tierra y estás en un campamento indio, donde están en ronda alrededor de una hoguera, esperándote.
3- La abuelita más sabia del campamento te recibe con una sonrisa y un abrazo, y te invita a sentarte con ellos.
4- Frente a vos hay un lugar vacío, donde se sienta la persona con quien deseás cortar un cordón.
5- Se acercan y se dan un abrazo fuerte, lleno de amor. La abuelita se acerca a separarlos y ves todos los cordones que los conectan.
6- Invocá al Deva del cristal de cuarzo para que te ayude a crear una herramienta de corte: puede ser una tijera, un cuchillo, una espada, pero tiene que ser de cristal transparente. Podés decir algo como “Invoco al Deva del cristal de cuarzo para solicitar su guía en la creación de mi (tijera, cuchillo, espada) de cuarzo como instrumento de corte energético”
7- Comenzás a cortar todos los cordones y al mismo tiempo que se cortan, vuelven al cuerpo de cada uno llenos de energía lumínica rebosante: estás recuperando tu autonomía en ese vínculo.
8- Le expresás todo lo que te duele y no te gusta de él/ella, y luego escuchás cómo te cuenta lo mismo.
9- Ahora le decís todo lo que te gusta de él/ella y también recibís su misma confesión.
10- Se dicen mutuamente: “te amo, lo siento, perdoname, te perdono, gracias”.
11- Se vuelven a abrazar, ya sin los cordones, y la persona se aleja por el horizonte y desaparece en el Sol
12- Repetí los pasos si querés hacerlo con más personas
13- Cuando termines, la abuelita te lleva hasta la “puerta” del campamento, te da un gran abrazo y comenzás a subir la escalera nuevamente, hasta que llegás al lugar donde te encontrás ahora.
14- Abrí los ojos.
Espero que estos ejercicios te ayuden a tener relaciones más sanas. 🙂