Plutón se descubrió en 1930, cuando se comenzó a experimentar con energía atómica en busca del control del poder mundial, y despertó el psicoanálisis con su correspondiente investigación sobre la pulsión sexual y los secretos de la profundidad del inconsciente. Así fue como él demostró su energía. Pero su función no es visible, es un planeta transpersonal que se mueve bajo la superficie y que arranca el sentimiento de lo personal y egoico para hacernos seres más comprometidos con lo total y no lo individual.
Su energía es densa, intensa, provoca cambios profundos, radicales, nos lleva a la transformación. Y una vez que uno se transforma, ya no se puede volver al estado anterior.
Plutón está fuerte desde hace un tiempo y a fin de mes se le unirá Júpiter: deseos de cambio de profesión, de transformación, de expansión “aunque duela”, de crecimiento aunque se deba atravesar un tsunami. Plutón nos la pone difícil cuando ve que no estamos aprendiendo por otros medios.
Tenemos una noción muy básica de la muerte, creemos que significa nuestros órganos vitales dejan de funcionar y ya, como si desencarnar fuera la única opción que tiene la muerte para manifestarse. Y no, ella está presente todo el tiempo porque es maestra, y siempre gana. Junto a Saturno nos mostró la capacidad del tiempo de corroerlo todo, de incendiar algo desde las bases. Pero es también la que nos lleva a cerrar procesos, finalizar relaciones y sociedades, cambiar etapas y dinámicas. No es sólo el cambio, es la transmutación: una cosa se convierte en otra. Es alquimia.
Las cosas con Plutón inevitablemente duelen, y el nivel de dolor se vincula directamente con nuestro nivel de apego, de creer que “eso” nos da seguridad. Cuanto más nos aferremos a algo, más lo querrá quitar Plutón para darnos la libertad de ser seres independientes y libres en un sentido transpersonal, porque no venimos a quedarnos quietos abrazados a la zona cómoda. Él quiere que nos desarrollemos por completo psíquicamente, y si estamos evitando la tarea, nos la va a tirar en la cara. Hacete amiga de Plutón porque no te quiere matar, te quiere hacer más fuerte y que trasciendas todas las partes de tu ego que no te dejan avanzar.
Tránsitos de Plutón.
Si Plutón está contactando a algún planeta personal o luminaria en tu carta, muy seguramente estés sintiendo un renacer, porque el chiquito le está pidiendo una metamorfosis a la energía del arquetipo de tu planeta natal.
No importa si es a través de un aspecto de tensión o armónico, el tema es que todo lo que Plutón toca, se transforma, no tiene vuelta atrás.
Pero no sólo nos pide transmutar la energía predominante de nuestro ego -mente- y trascender nuestra historia personal, sino que Plutón también es un comunicador de nuestra Alma, de nuestro Yo Superior, de ese aspecto tan desconocido, misterioso y vital que es nuestra conexión con el Todo. Nos hace VER que no somos únicamente esta forma, este envase; que hay algo más y es mucho más importante y revelador para nuestra existencia y sobretodo para los tiempos que corren.
Si conocés tu carta, podés fijarte dónde está el grado 24° de Capricornio. Todo lo que esté a 5 grados menos o más de allí en ese signo, en Aries, Tauro, Cáncer, Virgo, Libra, Escorpio o Piscis, está siendo estimulado por él. A mayor número de aspectos, mayor necesidad de acelerar el propio crecimiento evolutivo. Si no conocés tu carta, abrila en astro.com.
¿A que seguro tenés algo que te está pidiendo dejar morir a una vieja vos y permitir que nazca la nueva, tu mejor versión?
Si Plutón está tocando a tu:
Ascendente: toca toda tu carta y tu experiencia en esta vida. Todo se transforma porque vos te transformás entera, no hay nada que pueda evitar su influencia.
Sol: transforma tu identidad, quién creés que sos, tus etiquetas y definiciones, lo que considerás tu parte oscura (porque te pide integrarla y dejar de vivir en dualidad), tu vocación y talentos.
Luna: transforma tu mundo emocional, tu manera de nutrirte y alimentarte, cómo ves a tu mamá y te vinculás desde la niña interna, tu sentido de seguridad, estabilidad interna y zona cómoda.
Mercurio: transforma tus creencias sobre vos, tu historia, tu diálogo interno y narrativa, lo que dabas como cierto, te lleva a desaprender para crear una nueva historia más conectada a tu esencia.
Venus: tu capacidad de desear y de vincularte desde un lugar maduro, cómo te reconocés como mujer. Te hace ver que los deseos impulsivos no son sanos o que es necesario cortar y eliminar vínculos nocivos, por ejemplo, en base a un requerido aumento de valoración personal.
Marte: tu manera de actuar, los impulsos, la energía, reacciones y necesidad de movimiento para lograr lo que deseás. Es como si fueras un volcán a punto de estallar y precisás dejar salir esa energía haciendo algún tipo de deporte, baile, etc. Te pregunta cómo y en qué estás usando tu energía, si la recuperás o desperdiciás.
Ya si conecta al resto de planetas sociales y transpersonales el significado no es tan directo al ego e identidad, sino que se aplica en tu vida en cuanto a relación con el mundo.
Júpiter: tus creencias en cuanto a la fe, tu profesión, tu perspectiva, tu manera de crecer y expandirte a través de lo empírico para poder darle al mundo lo que sabés y experimentás, asuntos con leyes e internacionales pueden tomar relevancia.
Saturno: tus límites, estructuras internas, restricciones, tu noción de lo que es real, de la forma, lo material, tu trabajo. Todo es para que aprendas o a poner límites o a no ser tan rígida, para que puedas destruir lo que te destruye y construir nuevas formas estructurales en tu vida. Saturno es el maestro sabio así que junto a Plutón puede querer llevarte a aislarte un poco para procesar a solas, sobre todo si naciste con la conjunción de Saturno-Plutón (en Libra/Escorpio). También habla de las figuras que tenés como “superiores”, vinculadas al padre y jefes laborales.
Quirón: lo que te duele, cómo le das al mundo tu sabiduría al respecto, tu sentido del dolor y el sufrimiento y tu capacidad de resiliencia para poder seguir adelante y compartir tus procesos con quienes puedan sentirse identificados con los mismos.
Urano: el deseo de cambio, mutación y movimiento, algo externo muestra el cambio en tu mundo que puede que se haya venido gestando de manera consciente o no. Tu búsqueda por desapegarte de lo que te resulta asfixiante, la necesidad de mayor libertad e independencia, de hacer algo por el colectivo, como causas sociales y trabajo voluntario.
Neptuno: tu espiritualidad, el contacto con lo divino, el mundo de los sueños, la creatividad y lo que te permite “huir” del mundo cuando te sentís agobiada. Puede vincularse a vicios u otros métodos de escape para no enfrentar la realidad, como las mentiras por ejemplo.
Plutón: es el enfrentamiento con la propia oscuridad, la sombra. No hay que resistirse, negarla o tratar de ocultarla, porque la resistencia sólo hará que sus efectos sean más intensos. Lo ideal es reconocer, aceptar, integrar y trascender. Es preciso un proceso psicológico con alguien profesional en terapia gestáltica. Te lleva a reconocer tu propio poder para dejar de cederlo a los demás.