La mente no es una fuente válida del verdadero conocimiento.
Te puede acercar, es herramienta, pero no transforma como el conocimiento real.
El que viene de adentro.
El que te da todas las respuestas.
El que nace de tu alineación con tu esencia.
El que se despliega en el silencio.
En la aceptación de todo lo que es.
En tus tripas, o en tus emociones, o en tu intuición.
“Mente, gracias por intentar protegerme, pero no quiero repetir mi pasado. Ya no te creo nada.”
En el silenciar el conocimiento se hace presente otra sabiduría, la del silencio y la consciencia que somos. A veces la búsqueda necesita terminar o permitirnos descansar, porque desgasta más de lo que nutre.
Podemos aprender mil cosas, tener muchísimos certificados y títulos, que el único conocimiento realmente valioso es el que integramos a través de la experiencia, porque nos vuelve sabias. El que, incluso, recordamos. Y ese sí nos lo llevamos cuando nos vamos.
O al menos eso me gusta creer.
Sol conjunción Mercurio en Cáncer.
Ya somos el conocimiento.