En sus libros, Carlos Castaneda cuenta sobre la segunda atención, el arte de ensoñar. Nos introduce a la idea de que nuestro mundo es solamente un mundo de tantos existentes, y que podemos acceder a ellos cambiando nuestra perspectiva (llamada punto de anclaje en la brujería que él aprendió). Una de esas formas de acceder es ensoñando, generando un tipo de control sobre los sueños en los que podemos encontrarnos en lugares que sentimos conocidos pero que jamás hemos visto, o directamente en lugares nuevos.
Se dice que para conectarte con tu doble cuántico (que Castaneda parece corresponder con nuestro cuerpo energético, ese que viaja a todos los mundos en la ensoñación), tenés que hablarle y pedirle el contacto en el momento en que te estás durmiendo, esos segundos entre la pérdida del estado de vigilia y el sueño. Entonces puede que sueñes con él y te de mensajes o tal vez hasta conversen.
Algo similar se cuenta para el sueño lúcido: si te dormís diciéndote “estoy soñando, estoy soñando, estoy soñando…” cuando estés dentro de tu sueño, tendrás ese momento de lucidez en el que te das cuenta que efectivamente estás dentro de un sueño y podés hasta probártelo a vos misma o intentar manejar el resto de lo que acontezca allí.
Hay muchas maneras de acceder a nuestros sueños e innumerables técnicas para “controlarlos” o soñar lo que uno desee.
Sin embargo, es un tanto peligroso: yo creo que los mundos de los que Castaneda habla existen realmente y son tanto parte de un entrenamiento espiritual como algo vago a lo que accedemos en muchos sueños, sin darnos cuenta.
Estoy segura que al menos una vez en tu vida soñaste con un mundo o ciudad desconocida o que incluso te era familiar, pero todo era distinto. La pregunta es: ¿por qué al soñar vamos a otros mundos, más allá de lo que Freud o Jung podrían analizar?
Porque necesitamos recordar que esta realidad no es la única que existe. Somos tan infinitamente posibles, que creer que lo que vivo hoy, ahora, es lo único a lo que puedo acceder, parece que fuera una broma para que empecemos a probarnos que otras realidades son posibles (incluso dentro de esta misma realidad).
Es sabido que con un buen conocimiento de nuestro sistema psíquico (consciente e inconsciente), es decir, de nuestra humanidad, por decirlo de alguna manera, y con un despertar de la consciencia sobre los propios patrones de conducta, podemos crear en esta realidad lo que deseemos, sea algo material o no. Sin embargo, los sueños nos muestran que hay otras realidades posibles a las que acceder para acrescentar nuestro conocimiento, no necesariamente consciente, para poder despertar partes internas que, debido a los condicionamientos de nuestra sociedad actual, hemos dejado dormidas.
Hoy, 10 de septiembre, el Sol se opone a Neptuno retro y los asuntos en sueños pueden haber estado reveladores, ya que el Sol echa luz sobre los asuntos de Neptuno. Y, por otro lado, esta oposición negocia nuestros aspectos negadores, ilusiones e idealizaciones con la realidad posible de este momento. Y la claridad, muchas veces puede venir mientras estamos durmiendo.
¿Qué soñaste anoche?