Venus es el planeta que rige la energía femenina. Va más allá de la biología, es la esencia, el poder femenino por excelencia. Sentimos muy fuerte sus tránsitos y conexiones, casi tanto como las de la Luna.
Cuando transita por Acuario, lo principal que sentimos es un hambre de cambio. Y digo “hambre” porque si bien no es visceral como cuando pasa por Escorpio, nos hace conectar bastante con nuestra mujer salvaje, y digo esto porque es ella la que, desde el fondo de cada una, moviliza las energías y grita pidiendo por ese cambio.
Venus en este signo quiere relaciones en libertad, que no la limiten, que respeten sus espacios, que le permitan ser ella misma sin máscaras ni condiciones. Quiere cambiar de look, conectar con todo el mundo -las redes sociales estarán on fire- y conocer gente nueva, distinta, con quienes pueda establecer conexiones mentales sin que necesariamente haya un interés romántico de por medio. Nos pone algo frías y distantes, por la naturaleza acuariana, pero aquí hay dos consideraciones:
-Queremos estar al tanto de todo, sin perdernos nada, sobretodo de lo que pasa en redes sociales y conexiones online: tal vez intentar encontrar el equilibrio entre eso y nuestra vida interna es un punto a tener en cuenta.
-Quiere libertad: quiere amar en libertad, no tener horarios, ni edades, ni especificaciones de libretos románticos. Y en este caso -y lo digo desde mi Sol en Acuario- señoras, tiene toda la razón. No hay amor sin libertad, no hay amor dentro de apegos egoístas y limitantes, no hay amor sin respeto por los espacios propios e individuales. El amor real es libre. Lejos de él están la desconfianza, los celos, las teorías de conspiración. Quiere establecer relaciones de igual a igual, sin que haya niveles de superioridad o inferioridad, porque busca a un compañero que sepa apreciarla y amarla tal como es.
Esta Venus contacta inevitablemente con la mujer salvaje que llevamos dentro, con la que quiere hacer y deshacer sin tapujos, con la que busca su propia liberación para ayudar a liberar a los demás, con la que necesita su espacio de contacto con ella misma. No hay dramas, no hay enrosques: lo que se requiere es reconocer nuestras ansias de libertad en todo tipo de relaciones. Soltar y dejar ir resulta más fácil, desapegado y menos doloroso.
Durante este tránsito, las relaciones que no tengan futuro o que estén desgastadas o “aburridas”, terminarán o tendrán un vuelco radical: estamos en temporada de eclipses y eso significa que habrá limpieza.
La mujer salvaje también es la que sabe lo que quiere, la que conoce sus ciclos y reconoce cuando a algo le llegó el momento de morir, de transformarse; por ese motivo serán muchas las que tomen las riendas de sus relaciones y comiencen a marcar el nuevo ritmo, ese que va de acuerdo a su naturaleza. Si el otro se encuentra de acuerdo, será una gran etapa de crecimiento y transformación; pero si no es así, entonces un final se marcará para poder permitir la evolución de ambas partes por separado, ya que juntos no sería posible.
Venus en Acuario y la energía de los eclipses conectan con almas gemelas o afines: personas que son nuestro espejo para crecer, evolucionar y ayudar a la evolución de los demás. Son grandes relaciones -no siempre de pareja, pueden ser amigos, socios, familiares- que van de la mano con nosotros hacia un propósito en común. Esta Venus también conecta con el cosmos, con el universo, con las galaxias y las estrellas. Con el todo astronómico y astrológico. Podemos aprovecharla juntándonos con amigas, participando en círculos de mujeres, haciendo rituales que nos ayuden a conectar con nuestra mujer salvaje y con nuestra energía femenina, tan sublime.
Será una temporada de apertura mental, cambios, personas nuevas y diferentes, libertad, desapego y originalidad. Y por todo esto y más, es que esa mujer salvaje dentro tuyo es la que necesita ser escuchada: pide que conectemos con nuestra intuición para tomar las decisiones más sabias, que intentemos esa técnica o terapia nueva, que nos embarquemos en una aventura novedosa, que probemos hacer algo que nunca hicimos, porque el momento es ahora.
Escuchá a tu mujer salvaje, es la que te hace latir el pecho cuando la nombrás.
*Créditos de ilustración desconocidos