Venus en Géminis, retrogradando y uniéndose al Sol, nos está intentando mostrar mucho más que una revisión del deseo, de nuestra expresión y de la comunicación de nuestra verdad: nos habla de las relaciones en la actualidad, de su versatilidad, de que no tenemos porqué elegir algo establecido en el pasado cuando queremos disfrutar en nuestro presente.
Nos muestra cómo las relaciones fueron cambiando, y lo seguirán haciendo, adaptándose al Zeitgeist, al espíritu del tiempo, a esta época social y cultural. Las relaciones se mueven y transforman de la mano del movimiento y la transformación de la humanidad.
Tal vez Venus propone disfrutar más y pensar menos, romper la norma anticuada y crear la propia, aceptar la multiplicidad de opciones para elegir con libertad y no con la sociedad espiando sobre nuestros hombros.
Tal vez nos muestra que lo vincular necesita, indefectiblemente, una revisión de nuestra manera de expresar el deseo del disfrute, de nuestras creencias y de nuestra claridad o falta de. Tal vez, lo que ahora se necesite, ya que tenemos a toda la tecnología de nuestro lado para ser honestos, es dejar de darle vueltas al asunto cuando se quiere concretar. Dejar de temerle tanto al rechazo y aprovechar la experiencia que nos hará más fuertes. Temerle menos al dolor, al abandono, a la independencia y a la sabia soledad. Calmar la mente en cuanto a qué será del futuro para permitirnos anclarnos en el presente y jugar, sentir el placer de la plena atención hacia mí, hacia un otre, o varies otres. Nos insiste en que las relaciones han cambiado y, entonces, porqué no probar eso nuevo en lugar de seguir buscando lo que no encaja en mi vida, sólo porque aprendí que las relaciones “son así y punto”.
Quizás nos quiera enseñar que al placer y a lo vincular no se lo puede atrapar, no pertenece a nadie, más que a aquel que sabe tomar su jugo. Entonces su enseñanza hablará de la libertad de los vínculos, incluyan o no compromiso, porque libertad y compromiso no son antónimos y pueden bailar muy bien el mismo vals.
Tal vez nos pide que dejemos de repensar los vínculos y que sencillamente aceptemos la oferta, la múltiple oferta que se desprende hoy frente a nosotros, pero que no la tomemos como a la carta de un restaurante, sino con más respeto: el otre no es objeto para mi placer, es alguien con quien compartirlo. Si el placer evoluciona, y se transforma en amor, eso ya no es asunto de Venus, porque Afrodita es erotismo, sensualidad, adoración por el placer y el disfrute, quiere desarrollar sus cinco sentidos. El amor puede aparecer luego del disfrute, o antes, claro. Sea como sea, Venus siempre tiene hambre de placer. Y si hay chance de probar cosas novedosas, mucho mejor.