La temporada del Sol en Piscis siempre es especial, sobretodo desde que Neptuno está allí, en su casa.
Es el mes de conectar con nuestra alma, de sanar, de conocer gente que será vital para nuestra evolución y nos ayudará a seguir adelante, sobretodo de encontrar guías para descubrir nuestro propósito. Se terminan situaciones y relaciones que ya no eran para ser, que nos dieron todo lo que podían, de las que ya aprendimos lo que necesitábamos. Sincronías, causalidades, situaciones de novela o muy extrañas, personas que aparecen de repente y creemos conocer de toda la vida, sueños de contenido profundo que revelan mucho de nuestro inconsciente, y hasta proféticos: todo eso es parte del mes Piscis. También es el signo de las almas gemelas. Tenemos que limpiar karma, enfrentarnos al dolor, a las pérdidas, y este mes es ideal para comprender que todo tiene un motivo mayor, que el Universo tiene todo organizado y nada escapa a sus designios.
No es que no tengamos libre albedrío, sí lo tenemos, justamente nuestra vibración hace que elijamos determinadas personas y situaciones que necesitamos para aprender, y el Universo siempre escucha, ya sabe lo que requiere nuestra Alma.
Además, sumándole que estamos en temporada de eclipses, podemos decir que los cambios son fuertes al momento de soltar una situación, patrón de conducta o persona, pero a partir de lo cual comenzamos a revelar muchísima luz.
En su baja energía, con tanto pasando en el signo del espíritu, debemos estar atentas y focalizar nuestra atención, porque nos sentimos muy distraídas, podemos recurrir a adicciones, drogas, alcohol, etc como vía de escape para no enfrentar nuestros problemas y evadir la responsabilidad, estar algo hundidos o deprimidos si tenemos esa tendencia. Siempre el contacto con gente que nos “levanta” durante este mes es imprescindible. Incluso podemos sentirnos algo confusas, como nubladas. Situaciones de clandestinidad, mentiras y engaños también están regidos por esta energía. El sentirnos románticas en exceso nubla nuestro juicio, al mismo tiempo que la idea del príncipe azul, (alguien que nos salve de nuestras desgracias amorosas) nos hace idealizar a una pareja que sólo existe en nuestra mente, entonces al encontrar a cualquier persona con algunas de esas características solemos creer que es la indicada, y cuando aparecen los defectos -inesperados- nos decepcionamos y entristecemos.
Una premisa básica de este mes es la de no idealizar ni esperar que aparezca alguien que nos va a cambiar la vida, cuando no estamos trabajando nuestro amor propio y vibración. El romance es un incentivo siempre que seamos conscientes y conozcamos nuestros límites y los de los demás. La caballerosidad en extremo termina siendo machista y Piscis tiende a victimizarse fácilmente: ojos bien abiertos, chicas, y traten de estar conectadas con su intuición.
Durante este tránsito, nuestro signo solar debe trabajar con esta energía.
Las cualidades a incorporar son creatividad, inspiración, compasión, paciencia, amabilidad, intuición, servicio desinteresado, canalización, recepción. Piscis también nos enseña que debemos aprender a soltar, trabajar nuestra sanación, estimular nuestras emociones y sensibilidad, reconocer nuestra espiritualidad, aprender a creer en lo que no se ve, permitirnos conectar con quien sea que debe ingresar a nuestra vida, desarrollar nuestro ser artístico desde lo sublime -desde el contacto con nuestra alma- escuchar sus deseos, seguir a nuestro corazón que, con el Nodo Norte en Leo-el signo del Sol-, nos guiará hacia nuestro propósito.
¡Feliz retorno solar a todos los piscianos tan elevados! 🙂