Así como es un proceso ir hacia lo profundo, interiorizarse, entrar en la propia sombra para abrazarla, es un proceso también salir de ahí, volver a encontrar la luz, renacer.
No es casual que volver a tomar aire venga con varios despertares, shocks de claridad y repentinos insights, que nos ayudan a desplegar poco a poco las alas, nuevamente.
Pero a veces el proceso se asemeja a la crisálida de la oruga, que ya no es oruga pero aún no es mariposa. Similar al colgado del #tarot, un momento de espera donde la ansiedad no ayuda y la mente, perdida al no tener el control, se desespera.
Es ahí cuando rendirnos a la sabiduría del cuerpo, del tiempo, de la tierra y de nuestra propia naturaleza, trae la paz. Se equilibran los opuestos, todo cede a la armonía.
Tu cuerpo es la maquinaria más mágica y asombrosa que existe. Que por estar en el “espíritu” no se te olvide toda la magia que hay en existir.