No, no sos “dimisiidi sinsibli” para este mundo.
No, no es necesario “que madures” o “te hagas fuerte”.
Ser una persona altamente sensible (PAS) implica, en este mundo veloz, voraz, ruidoso e inmediato, sentirte como el bicho raro. Sos la persona que no encaja, la que tiene que aprender a poner límites por su salud holística, la que se siente sapo de otro pozo y que encima tiene que vivir con la frustración que genera no ser comprendida.
La extrema sensibilidad no es un asunto exclusivamente energético -aunque se sienta que absorbés energías de todo el mundo, donde quiera que vayas-. Hay un componente real y físico, que es un sistema nervioso más afinado, más desarrollado. Por ende, más sensible a estímulos que para otras personas pueden directamente no existir.
Muchas veces se puede sentir que esta sensibilidad complica la vida, porque cuesta relacionarse desde lugares “más bajados a tierra”, especialmente en relaciones de pares, donde puede que la persona más sensible también experimente inseguridad y por ende, no sepa poner límites o los demás abusen constantemente de su bondad y confianza, sino más.
No es casual que esto también indique a una persona con mucha creatividad e imaginación, que necesita volcar su mundo interior en algún ámbito artístico o espiritual.
Cuesta desconfiar y ser “menos buena persona”, aprender a decir que no; diferenciar el verdadero enamoramiento de la sensación de desear ser salvadx, y dejar el perfeccionismo de lado, entre otros síntomas como los que detallo en la imagen.
Dos de cada diez personas son altamente sensibles. Eso no las hace mejores ni peores, ni siquiera especiales. Su sistema nervioso siempre fue más delicado que el del resto, y por eso también pueden tener tendencia a ataques de pánico, miedos a la locura y arranques de ira donde sienten que necesitan estallar “con límites” para no lastimarse.
Ser altamente sensible no es para victimizarte ni para burlarse de quien lo es. Es conocerse y validar las propias necesidades, sea que el de al lado las entiende o no. Y esperemos que sí.
Como nota importante: esto no es algo que puedas autodiagnosticarte, necesitás consultar con algún terapeuta de orientación psicológica al respecto.
En la carta natal, mirar a Mercurio es clave, sobretodo si está en signos o casas de agua o aire.