Mercurio representa lo mental a nivel racional, cómo procesamos la información, qué nos interesa aprender, cuál es nuestra manera de integrar la información, de nuestra memoria y capacidad organizativa, entre muchas otras cosas. Ahora ingresa a su segunda casa, Virgo, donde desde allí nos va a llevar a hacer las cosas…aunque podemos pensarlas con exceso.
Tuvimos una retrogradación intensa en Leo donde buscamos y rebuscamos cuál es nuestro talento, qué vinimos a ofrecer y cuál es nuestro elemento diferenciador, sobretodo en lo que respecta a las cosas que amamos, a nuestras pasiones.
Ahora el chiquito pasa a Virgo donde nos enseñará a llevar a la realidad aquello que solamente estábamos en proceso de descubrir o de desplegar, como nuestra creatividad, por ejemplo.
En este signo ya lo espera el Sol, con quien se encontrará el 20 de Septiembre. Los días en los que ellos se encuentran -en realidad sentimos la energía antes y luego del encuentro, la intensidad decrece- vibramos la misma energía mental y físicamente, queremos actuar por lo que estamos pensando u organizando, ir hacia adelante con un plan.
La energía Virgo es muy detallista y perfeccionista, por lo cual puede perder tiempo en los detalles y en la búsqueda -infinita- de perfección. Esto es lo que lo hace tan crítico y provoca que constantemente le de vueltas a un mismo asunto. Por eso sobrepiensa todo.
En su favor, es el signo de las rutinas, la organización y la masterización de limpiar/eliminar: podemos aprovechar esto para acomodar nuestros espacios, nuestra casa y lugar de trabajo, regalar o vender lo que ya no usemos, tirar lo que está roto o no funciona, buscar el minimalismo pero no como estilo decorativo sino con la intención de comprender el “menos es más”.
No siempre usamos todo lo que tenemos y muchas veces mantenemos cosas en la casa, la biblioteca o el placard por años. Hace poco una amiga me contó que leyó a Marie Kondo y me dijo una frase que me quedó grabada: al momento en que hacemos limpieza y estamos indecisas con alguna prenda u objeto, nos podemos preguntar “¿Esto me hace feliz?”. De la respuesta -lo más sincera posible- va a depender si lo retenemos o no.
Virgo es un signo que sabe limpiar y ordenar pero retiene por inseguridad, porque suele temer a la carencia. Piscis, su signo opuesto complementario, diluye, suelta. No es que las personas Virgo no sepan dejar ir o que los Piscis ya estén masterizados, sino que las energías de ambos signos se trabajan mutuamente. Virgo tiene límites de los que Piscis debe aprender y Piscis sabe dejar ir, cosa que Virgo puede utilizar como herramienta al momento de la limpieza real o emocional.
Con Mercurio en su hogar también podemos estar muy críticas con nosotras mismas y con los demás, así que podemos aprovechar este tránsito para observarnos y, si deseamos, comenzar un cambio de conducta. También es un buen período para introducir cambios en nuestras rutinas de cuidado del cuerpo y alimentación, como dejar algún alimento o elegir alguna dieta especial (no me refiero a dietas de adelgazar, sino alimenticias).
Para ayudar con esto, el 9 de Septiembre tenemos la Luna nueva en Virgo que es una gran apertura para iniciar algo relacionado a todos estos asuntos.