A todos nos gustaría que aquello que más nos duele de la sociedad, no exista. No importa si es un concepto (mentira, avaricia, ansias de control y poder, etc) o una realidad pura y dura (la pobreza, la violencia, guerras, feminicidios, etc), nos gustaría de una vez erradicarlo a la mierda. Pero, como todo, es un proceso.
Ningún cambio social se logrará sin derribar toda la energía capricorniana, explotada en este 2020 por la triple conjunción: la creencia de que valemos algo de acuerdo al dinero que ganamos, que el dinero que ganamos dependa del título que tenemos, que la educación no sea tal sino un adoctrinamiento para el capitalismo, que los mismos de siempre sean los que mantienen el control sobre la población aumentando la brecha social, que las oportunidades sean por amiguismos y contactos, que el poder y el miedo sean siempre comandados por las mismas élites, etc. La sociedad capricorniana se está yendo por un tubo y es un proceso que se hará más fuerte con los años.
La Gran Mutación de fin de año se encargará de romper con un montón de egos y estereotipos que estuvieron negándose a ver que a mayor luz, mayor sombra hay y será necesario aceptarla e integrarla.
Como seres sociales, estamos constantemente intercambiando información unos con otros. Elegimos vínculos, grupos y colectivos donde nos sentimos cómodos, comprendidos, y con quienes compartimos los mismos valores. Pero en la vida será inevitable encontrarnos con personas que nos muestren cosas que no nos gustan, no sólo para que nos juguemos a hacer algo por el mundo, sino para mejorarnos a nosotros mismos también.
Lo que te molesta de un otro, te hace ruido por algo. ¿Sos capaz de salir de tu caverna personal y ver que hay cosas que estás ignorando, de vos misma y de otros? ¿Sos capaz de reconocer que tu verdad crea tu realidad y que te limita de crear otras? ¿Podés dudar de tus propias creencias? ¿Te animás a ver que todo lo que te altera y criticás de otros es reflejo tuyo?
La humildad, la capacidad de corregirse y la de mirar hacia adentro con honestidad, te darán más de lo que tu soberbia te da. Pero, claro, habrá que reconocer que equivocarse natural y que es imposible ser perfectos.