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Júpiter en Aries

Creemos que tenemos que perseguir metas para sentirnos exitosos, funcionales, productivos.
Que hay que tacharlas de la lista como ítems del supermercado.
Que si buscamos crecimiento, nos lo dará conseguir cosas y perseguir nuevas, una y otra vez, sin descanso y muchas veces sin disfrute.

Nos olvidamos de que somos seres emocionales, sintientes, con capacidad de gozo.
Nos olvidamos que el camino, el proceso, la búsqueda, la mayoría de las veces son mucho más jugosos y expansivos que la concreción de la meta.

¿Y si la meta es la misma búsqueda? ¿Y si en el camino encuentro todo lo que buscaba?
Tal vez buscando mi vocación encuentro veinte cosas que me apasionan y me doy cuenta que fue la manera de buscar la que me despertó.

¿No te diste cuenta de todo lo que creciste yendo a manifestar algo en tu vida? Una relación, una carrera o curso, un trabajo, un cambio de consciencia. En el proceso está la verdadera sabiduría, el desarrollo de los dones y fortalezas interiores. Es en la búsqueda de algo cuando descubrimos un montón de cosas sobre nosotras mismas, cuando encontramos mucho que no sabíamos que estábamos necesitando.

Júpiter ingresó el 10 de mayo a Aries y se quedará allí hasta el 28 de octubre cuando, en su retrogradación, vuelva a ingresar por un tiempito más a Piscis.

Ya nos dimos cuenta que en su conjunción con Neptuno, la espiritualidad y la conciencia van de la mano de nuestros propios valores, de bajar a la tierra nuestra divinidad, de encontrar y crear en lo mundano, lo sagrado.

No vivimos en una sociedad (hablando de la occidental) donde podamos encontrar fácilmente espacios de gozo y disfrute, de relax y meditación, entonces tenemos que aprender a crearlos. Nuestra conexión con lo sagrado es muy distinta a la de otras sociedades y tenemos que aprender a conectar incluso en nuestro día a día. Ya nos hemos sentido demasiado perdidas intentando sostener el control racional de lo que nuestras fe, voluntad y espiritualidad deben ser. No podemos definirlo a todo desde la mente, por eso rendirnos a que la razón no siempre manda, es liberador.

Al iniciar una nueva vuelta zodiacal, Júpiter propone un reinicio (qué necesario), seguir la flecha que es guiada por nuestro fuego interior, quemar lo que nos consume, cuestionarnos más lo que no se alinea con nuestra identidad y con lo que consideramos que somos más allá de ella.

Sobre Júpiter y sobre Aries

Con Júpiter siempre nos preguntamos cosas. Despierta a nuestro arquetipo interno filósofo, al buscador de experiencias y de respuestas, al investigador, al aventurero. No nos quedamos quietos cuando Júpiter es fuerte en nuestra carta o cuando transita sobre algún planeta o ángulo de nuestra carta natal.

Cuando transita sobre Venus, por ejemplo, hay muchas probabilidades de iniciar una relación amorosa que expanda los horizontes y guíe a cambiar la perspectiva para crecer (entre otras cosas), cuando transita por nuestra casa 12 es un período donde nos sentimos protegidas, como si alguna especie de ángel guardián cuidara de nosotros (y quienes lo tienen natal en casa 12 lo sienten toda su vida).

Júpiter habilita sincronías, mensajes. Despierta a nuestra fe, a nuestro hambre por crecimiento y nuevas experiencias que nos expandan y ayuden a evolucionar. Nos lleva a repreguntarnos la vida, a tener crisis existenciales para abrir las puertas de la zona cómoda y salir a experimentar y saborear al mundo.

Transitando Aries, podemos comprender que nuestra manera de buscar ahora se dirige a lo que nos estimula, lo que nos identifica y nos abre nuevas percepciones sobre nuestro fuego interior. Necesitamos poder expresarlo, canalizarlo. El camino no es la meta y la meta es el recorrido.

Mientras buscamos y entramos en crisis para generar cambios y nuevas miradas sobre nuestra propia vida, potencial, necesidad de crecimiento y expansión, vamos evolucionando. Nunca dejamos de hacerlo y ahora es evidente que cuanto más hago, también más me puedo perder. Porque no se trata de hacer por hacer, sino de hacer desde el fuego interior, desde mi esencia última, desde mi Yo Soy.

La fuerza y el impulso con los que nos atrevemos a lanzar esa flecha objetiva, a perseguir nuestras metas, tiene que sostenerse en el tiempo. Júpiter en Aries es el aullido interior que no se puede reprimir más.

Es un período ideal para darle inicio a esas cosas que fuimos dejando de lado: escribir o publicar un libro, comenzar estudios que nos apasionan, lanzar un emprendimiento, viajar (por supuesto) y hacer todo tipo de deporte y ejercicios, por citar sólo algunos ejemplos.

Filosófica, psicológica y hasta metafísicamente, Júpiter es una brújula interior que en este tránsito puja por hacernos valientes, porque tomemos coraje para atrevernos a crear la vida que soñamos.

Como todo, en sombra puede ser muy dogmático, sabelotodo, aventurero que no tiene en cuenta los riesgos o contras de su plan y que lo ejecuta con impulso, ansiedad, sin paciencia. No exageremos en el coraje desmedido ni en las locuras que necesitamos para sentir que estamos vivas.

Como el grado 0° de Aries marca plenamente un nuevo inicio (o reinicio) no sería loco sentir que en la casa Aries de nuestra vida queremos tirar todo por la borda y comenzar de cero. Y para reiniciarnos, vamos a tener que hacer espacio, dejar cosas atrás, soltar, liberarnos de pesos que ya son más una carga que un beneficio.

La parte animal que tenemos, es la que más siente, visceralmente, esa necesidad de aullar, de perseguir lo que le motiva, de encenderse nuevamente y ya no permitir que nada ni nadie apague la llama.

Júpiter estuvo en Aries en 2010-2011 y eso ya te puede dar una pista de algún que otro asunto que puede tener ecos ahora.

La espiritualidad terrenal y la gestión de la agresividad

Júpiter está relacionado con nuestra fe y sentido de religiosidad, y como antiguo regente de Piscis, también con nuestra espiritualidad. Siendo parte del ciclo que abrió la conjunción que tuvo con Neptuno en Piscis, una de las manifestaciones de este tránsito está relacionada a considerar que la espiritualidad no puede ser algo que se sostiene para unos pocos privilegiados.

Si el tránsito siguiente será en Tauro y lo unirá al Nodo Norte y a Urano, no podemos dejar de ver la historia completa.

En Piscis comenzamos a desmitificar al ideal del salvador, de una figura que me dice qué hacer y me sana. Vemos que somos nuestros propios sanadores, y que el contacto con nuestra divinidad no lo puede habilitar más nadie, que nosotros mismos. Entonces creemos que tenemos que meternos en un ashram de la India a meditar un año seguido e iluminarnos…pero el gigante llega a Aries, nos pregunta qué estamos haciendo en la vida que nos apasiona y nos dice que tanta agua nos puede ahogar, que es hora de echarle candela.

Entendemos que somos humanos, que el fuego es el que insufla a nuestro cuerpo con espíritu y que nada nos puede retener en una idea de espiritualidad únicamente pisciana: necesitamos seguir la rueda e incluso, el ritmo de los nodos y eclipses.

Ya en Aries “ser espiritual” es ser aquello que realmente soy, sin máscaras, sin caretas ni disfraces de gurú iluminado, pero tengo que hacerme cargo de las sombras de mi humanidad también: la agresividad, el enojo, la violencia interior.

No nos gusta cuando otras personas las despiertan, o amenazan despertarlas. No nos gusta ver cómo los demás expresan su bronca, su ira, su enojo. Podemos vivir proyectando nuestra agresividad en los demás: “el otro es violento”, “el otro me agrede”, cuando en realidad necesito de esa energía para nacer, sobrevivir, perseguir mis metas, alimentar mi cuerpo y mi alma.

Necesitaremos expresar nuestro hartazgo por muchas cosas, el enojo, la violencia. No podemos reprimir lo que nos consume por dentro pero sí tenemos que encontrar vías sanas de liberarlo y encauzarlo.

Por supuesto puedo irme al extremo: probablemente veamos a nivel global muchas expresiones de ira, diferencias de filosofías e intereses que llevan a conflictos bélicos, explosiones de volcanes -un poco representando la necesidad personal de dejar de aguantar lo inaguantable- y otros ejemplos similares.

En lo personal, podemos ponernos en modo guerrera, Artemisas, Amazonas, e incluso Afroditas (porque Venus sí tenía una faceta guerrera) pero así como para competir y ganar, necesitamos aprender a perder, gestionar el fracaso desde un lugar saludable y no inmaduro.

Aries es salvaje, es brutal, animal. Así como en el momento de nacer incorporamos un potencial energético enorme y al salir del canal de parto se afloja la tensión, podemos estar queriendo entrar a las patadas a nuevas situaciones, aprendizajes, experiencias. Porque no medimos la energía y en consecuencia, podemos ser demasiado bruscas. También podemos caer en caprichos y en simplificaciones que, si no están bien ejecutadas, son demasiado egoístas. “Porque yo lo digo”, “porque así lo quiero”, etc.

Elegir nuestras batallas y gestionar nuestra energía, expresar sabia y saludablemente nuestra ira/bronca/enojo, van a ser nuestras mejores estrategias. Porque Júpiter las tiene pero Aries no. Entonces, en muchas ocasiones, será mejor evaluar antes de actuar por impulso. Pero sí es bueno tener encendido el botoncito del olfato instintivo.

Júpiter en Aries nos enciende por causas a las que sentimos que nos tenemos que sumar, nos lleva a preguntarnos quiénes somos, porqué hacemos lo que hacemos, qué nos motiva, qué rituales se despiertan dentro. Necesitamos del fuego para existir y Júpiter nos llenará de él (esperemos que de formas no catastróficas…).

Seguir los tránsitos de Marte hablará mucho del comportamiento de Júpiter en Aries.

Fechas clave

4 de mayo: comienza su sombra pre retrogradación

10 de mayo: ingresa a Aries

28 de julio: comienza a retrogradar en el grado 08°43′ de Aries

28 de octubre: reingresa a Piscis

24 de noviembre: se vuelve directo en el grado 28°47′ de Piscis

20 de diciembre: vuelve a ingresar a Aries

14 de febrero de 2023: finaliza su sombra post retrogradación

12 de marzo 2023: perfecciona su conjunción con Quirón en el grado 14°26′ de Aries (que igual se siente de junio a septiembre 2022 y de enero a mayo 2023)

16 de mayo 2023: ingresa a Tauro (para encontrarse con el Nodo Norte en mayo-junio 2023 y con Urano en abril de 2024).

18 de julio 2023: los Nodos Lunares ingresan a Aries y Libra y la estela que dejó Júpiter será fundamental para lo que atravesemos con los eclipses en estos signos.

El retorno de Júpiter

Siempre que Júpiter vuelva al signo de nuestro Júpiter natal, estaremos teniendo su retorno. Esto sucede siempre casa doce años: a los 12, 24, 36, 48, 60, 72, 84, 96 y si llegamos, a los 108. 😀

Cada retorno cierra y abre un ciclo de doce años en sus asuntos y los de la casa natal. Por supuesto está ligado al crecimiento, expansión, evolución, aprendizajes, etc.

Prestale atención si lo tenés en Aries porque estarás cerrando un viejo ciclo y abriendo uno nuevo.

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