Aquí la Luna se encuentra en oposición al Sol, por lo cual él la ilumina de frente.
Con esta fase se despierta el lado instintivo del ser humano, el lado animal. El cuerpo retiene líquidos y nos sentimos hinchadas, como la Luna, parecemos a punto de explotar, lo que también sucede emocionalmente.
Estamos presionadas y lo ideal es comer liviano y beber mucho agua para sentirnos mejor. Los sentimientos y las emociones están altos como las mareas, estamos lunáticas. El sueño se puede alterar, sufriendo así de insomnio, pesadillas, sueños más vívidos y hasta cansancio extremo,
dependiendo de cada una. Estamos más llenas de energía pero si no nos cuidamos, nos sentimos más agotadas y agobiadas. Los dolores de cabeza también son probables, el cuerpo siente la tensión. Nada de operarse o someterse a cirugías en esta fase, ya que sangramos más. La menstruación
es mucho más fuerte e intensa. Los partos se adelantan.
Estamos más agresivas, a la defensiva y también reaccionarias. Es bueno cortarse el pelo si lo tenés muy fino y querés que se engrose.
Bajo esta fase, comprendemos que lo que se inició en Luna nueva llega a su término: es por eso que si iniciamos algo bajo la Luna nueva de determinado signo, a los seis meses, cuando tengamos la Luna llena en ese mismo signo, veremos resultados del trabajo hecho. Los esfuerzos cumplen
su propósito.
Se marcan finales, puertas se cierran o personas se van de nuestras vidas, porque como la ley de vida-muerte-vida, todo lo que vive debe morir para permitir que algo nuevo pueda nacer. También vemos las cosas con claridad, sobretodo si tenemos que modificar o mejorar algo que iniciamos la Luna nueva anterior.