Todo dejará de “existir” en este plano llegado su momento, porque ésta no es su verdadera identidad. Mi nombre no es mi verdadera identidad, el tuyo tampoco. Todos provenimos de la misma fuente, del Gran Espíritu como llaman en el chamanismo, Dios en algunas religiones, a mí también me gusta llamarlo Consciencia o la Fuente. Nada de dioses ajenos a nosotros a quienes adorar, ¡si ya somos dioses! ¡Si todos los arquetipos mitológicos se encuentran dentro! Si, además, los viejos dioses fueron sólo un engaño para hacernos creer que no teníamos nada de poder…
Esa Fuente es la energía creadora, divina, autocreada. Si todos provenimos de ella, entonces somos ella. Y no es que la llevamos dentro, ¡lo somos! ¡Somos energía! Y como esa energía, nuestra misión es experimentar todo lo que podamos la existencia en esta dimensión. Para que la Fuente se autoconozca, pero también para que en algún momento, podamos volver a fundirnos con ella. Eso es volver a casa.
Para poder adquirir la maestría de ser humano, es importante reconocer lo cíclico de la vida, los necesarios que son los cambios, los finales y los comienzos, las crisis y las transformaciones. Aceptar e integrar todo esto es necesario para nuestra evolución pero también para la de nuestro Ser Divino.
Antes de poder continuar, tengo que responder: ¿Qué es nuestro Ser Divino?
Como decía, existe una Fuente, algo que podríamos definir como La Fuerza de la que se habla en Star Wars: es energía creativa, consciente. Voy a llamarla sencillamente “Consciencia” con C mayúscula para que sepan cuando me refiero a esta energía. Entonces, esta Consciencia fue autocreada, se puede comparar con el Big Bang para tener un ejemplo gráfico, aunque no es exactamente eso, porque existía incluso antes del Big Bang. Todo en nuestro mundo está hecho de esta energía: lo tangible y lo intangible, lo animado y lo inanimado. No hay nada que carezca de ella, está en todo. La Consciencia comprende en sí todos los Principios y las Leyes que rigen el Cosmos, por lo cual contiene luz y oscuridad. La Consciencia también podría llamarse Campo Cuántico, que es lo que los científicos están investigando actualmente.
Ella se autodividió en muchísimas pequeñas Consciencias al querer experimentar la vida en muchas formas, y estas Consciencias forman parte de nuestro ser completo: a esa parte nuestra de la Consciencia le llamamos mónada.
Este Campo Cuántico puede chocar con la noción de vacío, ya que el vacío también existe dentro de la energía. Pero es un asunto para filosofar en profundidad…Hay un libro que se llama “Vengo del Sol”, que organiza los niveles del Universo con claridad. De por sí cuenta que el Universo tiene un lado concreto (energía primordial femenina) y un lado que llama “inconcreto” (energía primordial masculina). Dentro del lado concreto, hay planos superior e inferior. Entonces, dentro del nivel concreto, estamos en el plano inferior. Y el nivel espiritual de ese plano inferior, es llamado la Fuente.
Esto nos muestra que el vacío y el campo cuántico coexisten dentro del mismo universo, en diferentes niveles, por decirlo de alguna forma. El hambre por conocer los secretos del Universo es casi imposible de saciar desde nuestra curiosidad intelectual, y aquí es donde se hace necesario sentir más que pensar.
Así que, resumiendo, eso que llamamos “Dios”, “Fuente”…es sólo una porción del Universo que conocemos. ¡Imaginate lo enorme e incomprensible que debe ser todo para nuestra mente finita!
Como seres, estamos compuestos de muchísimos niveles. Igual que el Universo. Y provenimos de él, con toda su complejidad.
¿No te parece que eso de por sí ya nos hace llenos de magia? ¡Estamos flotando en una roca en el espacio, teniendo vidas, creando más vidas!
A mí esto me vuelve loca, me apasiona.
Así que en el próximo artículo te cuento mucho más.