A medida que vamos creciendo y nos vamos conociendo, nos vamos despertando. Pero no siempre es así, hay gente que vive toda su vida dormida a la idea de que hay algo más, de que no todo es lo que hay, o es reticente a despertarse porque eso la llevaría a tomar muchísimas decisiones casi siempre radicales y dolorosas.
Despertar no es sencillo, pero es la clave para crear y vivir una vida llena de significado.
¿A qué me refiero con despertar?
Despertar es darse cuenta que la realidad material no es todo, que tenemos un propósito y que para ser felices, debemos llenar nuestros vacíos con significado y no con cosas que lo aparentan tener.
Vivimos en una sociedad que nos abruma con publicidad y fantasías, que nos sugiere que la felicidad se encuentra en autos, maquillajes, ropa y comida chatarra, que nos obliga a buscar la perfección para ser valiosos y queridos, que nos hace creer que para ser merecedores de la abundancia, tenemos que gastar lo que ni siquiera ganamos. Tenemos que “tener”, tenemos que hacer dinero, tenemos que tener un buen puesto laboral, tenemos que formar una familia tipo, tenemos, tenemos, tenemos…. Los medios nos imponen una cantidad interminable de “tenés que” que llenan el vacío existencial de ni siquiera saber por qué o para qué estamos vivos.
Para la sociedad de consumo nacemos para cumplir un rol, un estereotipo y seguir las reglas como robots de las peores películas de ciencia ficción. Debemos respetar y perseguir el status quo, ser perfectos, lindos, comprarnos el último celular y ni hablemos de cómo nos vestimos…
Despertar es abrir los ojos a que todo es una mentira, a que no queremos ser lo que nos dijeron que debemos ser, que la perfección es un imposible para la cualidad humana, que los objetos no tienen significado per se, sino que se lo damos nosotros y que, principalmente, escuchar y lidiar con nuestros vacíos, miedos e inseguridades es nuestra responsabilidad y nadie más que nosotros es capaz de hacernos felices.
La búsqueda continua de satisfacción jamás llegará a su término porque somos seres naturalmente insatisfechos, porque no nos enseñaron a escucharnos, a conectar con nuestros verdaderos deseos, a intuir, a sentir. Nos enseñaron que las cosas o están bien o están mal, que los fracasos son malos y que ser lindo y delgado es bueno, nos enseñaron a sumar y a ocultar nuestras emociones, a meter nuestros defectos bajo la alfombra y a comprarnos lo que nos quieran vender. Nos enseñaron, prácticamente, a meter en una bolsa de basura nuestra humanidad y a renegar de cualquier cosa que sea aparentemente espiritual, porque eso es de chantas.
No nos enseñaron a ser empáticos, a escuchar y a escucharnos, a creer en lo invisible, a salir de la “matrix”. No nos enseñaron que somos perfectos y merecedores tal cual somos, que nuestros defectos no son tales, sino que son parte de nuestro Ser y que la vida es un viaje lleno de aprendizajes, procesos, evaluaciones y ciclos. ¡No nos enseñaron a respetar nuestros ciclos! Nos enseñaron de tabúes, de cosas que dan vergüenza, de las cosas que no se habla y de que hay que respetar a la Iglesia. Nos enseñaron que nos tenemos que callar.
Despertar es hacerse cargo de todo eso y tirarlo a la basura. Despertar es saber que tenemos el suficiente poder como para darle miedo a los medios, a la iglesia, al capitalismo, a las normas y a los tabúes sociales.
Despertar es darse cuenta un día, que la mitad de las cosas materiales que tenemos, no nos dan satisfacción y ni siquiera cumplen su rol. Es eliminar, tirar y regalar lo que no nos sirve, que le servirá a alguien más. Es estar a punto de comprar algo nuevo y preguntarse “¿Esto le añadirá valor a mi vida?” y si no lo hace, simplemente dejarlo en la estantería.
Despertar es poner límites para que nadie, nunca más, nos pase por encima. Y es aprender a liberarse de todas las ataduras sociales y materiales que nos impusieron.
Crear una vida con significado es posible una vez que despertamos.
El Nodo Sur en Capricornio llegará en Noviembre para hacernos despertar ante esto y tirar al “deber ser” a la basura. Tenemos 19 meses de trabajo duro para abrir los ojos.
Ya era hora.
–> Para más sobre esto, les recomiendo el documental Minimalism en Netflix.