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Mercurio retro sobre Júpiter y Urano natales

Esta retrogradación de Mercurio me ha tocado como ninguna otra. Debe ser porque junto a Júpiter y al Sol tocan a mi Júpiter y Urano natales y me cuestiono todo (y porque tengo el retorno de Júpiter en el signo de los valores, la filosofía y las creencias).
Géminis es energía de aprender lo que nos enseñan, en casa, en la escuela. De estructurar el pensamiento, la lógica, el análisis. Nos enseñaron valores, forma de pensar y cómo ir del pensamiento a la acción.
Sagitario, su opuesto-complementario, es la fe, las creencias, la ideología, los valores que creamos lejos de quienes nos los inculcaron, es elegir la forma de filosofar y elegir si seguimos como nos enseñaron o crecemos, salimos de esa posición.

Esto me hace observarme y cuestionar mucho lo relacionado a mis valores, a cómo actúo dentro de la sociedad, cómo influyo a los demás y cómo los demás me influyen a mí.
Lo que me hace observar, principalmente, dos cosas que me vienen pasando mucho y necesito “limpiar” de mí con este cuarto menguante:

-Ustedes. Ustedes leyéndome, comentando, escribiéndome mensajes sólo para decirme cuánto les ayuda leer lo que comparto o agradeciéndome. Y yo leyendo esas cosas sin podérmelo creer. Toda la vida sentí, desde mi Sol en Acuario calculo, la necesidad de ayudar a crear un mundo mejor, de ser parte de la creación y no de la destrucción. O en todo caso, de la destrucción de lo dañino. Y cada vez que siento que están ahí, no tengo palabras para expresar la inmensidad que siento en el pecho cuando me digo “y esto lo creé buscando lo que me pedía el Alma.” Lo más maravilloso, es que ustedes responden a mi vibración. Noto que llegan a leerme las personas que realmente quieren ser parte del cambio y que saben que ese cambio se inicia despertando y transformando la propia vida.
Mi desconfianza en el mundo se ve bastardeada por la cantidad de personas que observo que quieren o que ya están trabajando en sí mismas. Eso me devuelve la fe, me hace comprobar que la atracción vibracional es cierta y que, todas juntas, somos el cambio que necesita el mundo. No soy yo, son ustedes, somos todas. Yo sólo comunico lo que me pasa, lo que me ayudó a crecer, lo que aprendí para ser una mejor persona (y cuánto que siento que me falta aún!)  y lo que día a día transita por mi ser. Haberme animado a comenzar esto hace ya casi un año fue la mejor decisión que tomé en mi vida y es la primera vez que siento que sí, que estoy en el camino correcto. GRACIAS por ser parte de esta familia de luz.

Aún todavía siento que me falta muchísimo trabajo interno, muchas cosas que de a poco estoy observando como pequeñas partículas que, a esta altura, elijo tomar con los dedos y quitar de mí misma. Luego de tantos abismos se hace más fácil transformarse, eliminar, liberarse. Pero mientras las quito, siguen ahí haciéndome notar todo el crecimiento que me falta, los perdones que me debo y que le debo a algunas personas, la crítica que aún hago con seres que sin duda tienen mucho que enseñarme. No es fácil, abrir los ojos a ser humano, tratar de ser un poco menos mierda para el mundo y mejorar la tierra donde vivimos, la comunidad que somos. Es duro pero sé que vale la pena. Para nuestro crecimiento y para el planeta que le dejamos a los que vienen (todo esto incluye más que nada al patriarcado y al capitalismo que son las cosas que más han dañado a nuestra Madre Tierra).

-Las cosas que me molestan están principalmente relacionadas a los valores humanos. “I hate people when they’re not polite” canta un sabio David Byrne y yo a esa frase siempre la canto más fuerte. Me molesta la mala educación de las personas, que me escriban pidiendo “precio” sin decir “Hola”, que haya personas que por su situación social se crean con más o con mejores derechos que otros, que otros tantos por sus ventajas de raza, sexo o elección sexual tengan mayores privilegios que las minorías, que estas minorías tengan que luchar tanto para vivir como se merecen y que, encima, siempre aparezcan algunos “Not all men” a tratar de restarle importancia al discurso más válido del mundo. Me molesta que mi vecino no sepa convivir en sociedad y se crea con mayores derechos o privilegios que yo, me molesta que haya gente siendo “influencer” en redes sociales y comunicándole al mundo la hipocresía superficial con la que vive, me irrita que todo sea un “miren qué feliz soy” cuando detrás de una foto armada hay todo un mundo de mentiras. En este caso, mi gran error es que me moleste que la gente no haga trabajo interno y se observe, pero no puedo pretender que todo el mundo esté despierto porque tal vez ese no es su aprendizaje en esta vida. Me hiere que haya niños maleducados tanto como me hiere que los haya pidiendo monedas.
“Me duele el mundo”, me dijo ayer alguien en una sesión y, por dios, cómo la entiendo.

No miro noticieros ni leo diarios, primero porque elijo la información que me nutre porque absorbo todo y soy super sensible; y segundo, porque para qué. Si ya sé que hay cosas más horribles sucediendo en el mundo de las que mi cabeza podría siquiera imaginar. No quiero hacerme ese daño porque prefiero enfocar mi energía en lograr un cambio. Sin embargo, esto no quiere decir que desde mi cajita de fósforos ignore todo lo que pasa.

Mercurio retrógrado me está haciendo comprender que no todo el mundo vino a trabajar en sí mismo, que debo aceptar las diferencias de valores y creencias y que, si quiero elevarme como el águila de mi ascendente en Escorpio en lugar de seguir siendo una serpiente o escorpión que se lastima con su propio veneno, tengo que abrir la mente a que no todo el mundo vive como a mí me gustaría ni tiene el respeto que yo pretendo. Me comporto como una soberbia y como una egoísta muchísimas veces y eso es lo que estoy revisando.

Sin embargo, mientras tanto, ¿cómo hago para no pelearme con los vecinos que no saben vivir en una sociedad civilizada? ¿Cómo hago para no enojarme con el capitalismo que destruye bosques y personas, con los medios que mienten para mantenernos aterrados o con el transporte que sólo quiere lucrar en lugar de dar un buen servicio? Creo que la respuesta es lo que estoy haciendo ahora mismo: mirar hacia adentro y trabajar en mí, en mi granito de arena, porque hay cosas que yo sola jamás lograré cambiar. Y si bien eso me frustra, tampoco puedo mejorar al mundo sola o ayudar a 9 mil millones de personas, porque no es mi responsabilidad.

Esta catarsis está auspiciada por alguien que tuvo una tarde nebulosa y confusa pero que, por fin, está encontrando claridad.

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