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Los límites son mentales

Los límites son mentales…y corporales.

Nuestros cuerpos mental y emocional son los báules de nuestros condicionamientos. Así como aprendimos a pensar de determinada manera en nuestro pasado, aprendimos a conectar pensamientos determinados con emociones.

Todo registro de nuestra memoria mental y emocional está conectado con nuestro cuerpo físico. Por ejemplo: pensás en algo que no querés que pase en tu vida, eso te hace sentir tristeza porque alguna vez viviste algo similar (y por ese motivo no querés repetirlo) y el cuerpo se encoge o contractura en respuesta a esa conexión pensamiento-emoción.

Tus células, entonces guardan todas tus memorias y tus recuerdos.

Tus recuerdos hablan de tus experiencias con determinadas cosas y personas, y se convierten en recuerdos habituales que te llevan a repetir una y otra vez las mismas experiencias, porque son lo que la mente/ego ya conoce. ¿Y qué te imaginás que vas a crear basándote en experiencias conocidas? Pues más de lo mismo.

Entonces cuando querés cambiar, todo parece funcionar por un par de horas o días, y ¡zas!, la frustración o amargura de que no se puede, que la situación del país, que el mundo, que cuando yo era chica tal cosa, y así van apareciendo excusas una por una para no concretar el cambio. La realidad es que no lo logramos porque lo queremos crear a partir de lo conocido.

Y para crear algo nuevo, hay que animarse a no saber, a tirarse al vacío, a desprogramarse (lo que para el ego es algo así como morirse).

Vivimos en un bucle repetitivo día tras día de una realidad que hemos creado -inconscientemente, claro- pero de la que también podemos elegir salir.

Cuando pensás, se da una reacción bioquímica en tu cerebro que genera sustancias químicas. El cerebro le envía señales al cuerpo a modo de mensajeras de los pensamientos y el cuerpo, al recibirlas, responde instantáneamente activando reacciones que se corresponden a lo que el cerebro está pensando. El cuerpo experimenta sentimientos relacionados a los pensamientos del cerebro. Esto es lo que crea algo llamado “estado del ser”. Y un estado del ser significa que nos acostumbramos a un estado mental-emocional (una forma de pensar y sentir) que se convierte en parte de nuestra identidad.

Así comenzamos a describir quiénes somos basándonos en estos estados “estoy enojada”, “soy insegura”, “soy negativa”…

Pero pensar y sentir igual durante años, cristaliza determinados estados del ser que se memorizan y los comenzamos a relacionar con nuestra identidad: “yo soy insegura”, “yo soy negativa”…

Cambiar es animarnos a pensar más allá de cómo nos sentimos. Es comenzar a actuar más allá de los sentimientos usuales que tenemos memorizados en el cuerpo.

El 95% de quienes somos al llegar a los 35 años depende de un sistema de memoria subconsciente en el que el cuerpo activa de forma automática una serie de conductas y reacciones emocionales programadas. Es decir, para este momento ya el cuerpo dirige todo con su memoria (y creamos hábitos que son muy difíciles de cambiar).

Para cambiar de verdad es necesario “desmemorizar” las emociones que se convirtieron en parte de la personalidad y hacer que el cuerpo comience a acostumbrarse a una “nueva” mente. Entonces, lo primero a cambiar son los estados del ser donde cristalizamos emociones y pensamientos y creemos que somos eso que pensamos y sentimos.

Lo que nos estanca es vivir queriendo controlarlo todo por temerle a lo que desconocemos. Vivir en un futuro previsible no nos permite cambiar.

Para poder cambiar, también necesitamos pensar y sentir más allá del cuerpo, el entorno y el tiempo, que son las grandes limitantes. Trascenderlos es algo así como fluir, aceptar, rendirte al flujo de la vida.

Pasos para comenzar a cambiar

  1. Tomar consciencia para evitar estados mentales y físicos repetitivos/negativos, observándote
  2. Crear una “mente nueva”, preguntándote cada día: ¿Qué pasaría si…?, ¿Cómo sería si…?, ¿Cuál es la mejor forma de…?
  3. Hacer que tu pensamiento sea más real que cualquier otra cosa, con visualizaciones creativas y meditación

Desprogramarte también puede incluir la escucha de afirmaciones positivas y audios subliminales, porque la acción tiene que ir dirigida a nuestro subconsciente y no a la consciencia donde podemos rechazar las afirmaciones, por ejemplo, con juicios y preguntas limitantes.

A partir de esto comenzás a elegir una vida de creación y no de supervivencia. Y eso te permite realmente cambiar y darte el permiso de crear la vida que soñás.

PD: quedate por acá si te gustaría comenzar a trabajar en tu subconsciente con audios subliminales. 🙂

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