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La romantización del propósito

“Quiero saber cuál es mi propósito en la vida”, “Estoy buscando mi propósito”, “Quiero que me digan cuál es mi propósito”. Podemos formular mil preguntas y enunciados de forma diferente que siempre va a significar lo mismo:

¿Cuál es el propósito de mi vida? como si indefectiblemente se tratara de una sola cosa que venimos a despertar y a hacer por el resto de nuestras vidas.

Es desesperante -para nosotros mismos- comenzar la búsqueda de manera tan idealizada y romántica. Es angustiante creer que hay una sola cosa que, una vez descubierta, se convertirá en nuestra profesión y nos librará de todos los males, e incluso solucionará nuestros problemas.

Vamos de a poco

Una de las creencias más grandes que nos deja la Era de Piscis, es que todos nacemos con UN propósito. Es decir, nuestra vida tiene un propósito, tenemos uno sólo por existir. Como si fuera una sola cosa y además definida, concreta, clara. Esto se refiere al plan del Alma, al “contrato” que firmó el Yo Superior -o quien sea, ni eso sabremos a ciencia cierta- acerca de esta encarnación, de lo que en general venimos a aprender. Podríamos llamarle “los lineamientos de la evolución que vengo a incorporar en la Tierra”.

Si bien la New Age se apropió de todo lo que al Alma, al Yo Superior y al Espíritu se refiera, hay cosas que me hacen sentido más allá de cómo la llenaron de pavadas y brillitos de colores.
Y, no sabría decirles porqué, surgió con todo esto la idea de que ese propósito es algo que nos hará felices, como viviendo el cielo en la tierra una vez que lo descubramos y nos embarquemos en él. Se lo ha vinculado con la vocación y por ende, con la profesión. Listo, lo descubrí, se acabaron mis problemas. (?)

Sin embargo, olvidamos lo esencial del viaje del Alma aquí en la Tierra, la meta de estar vivos: evolucionar aprendiendo y disfrutar.

He aquí que cuando nos sentimos estancados, o vemos que no estamos disfrutando de la vida, se nos despierta el arquetipo interno del buscador y allá vamos, entre mil madejas enredadas de creencias heredadas, nuevas, patrones, laberintos, a ver si encontramos el tesoro entre tanta humanidad.

Pues bien, como todo el mundo me he embarcado en esa búsqueda y ha sido tremendamente agotador, porque sencillamente descubrí que:

1- El propósito no tiene un nombre, ni etiqueta definida, ni es una profesión cuyo diploma te salvará de tus inseguridades y sombras

2- El propósito es algo que no sólo te nutre a todo nivel, sino que también nutre a otros, es como una semilla que dejás en el mundo

3- Esa semilla nace de tu propio camino de autoconocimiento y, sin ir hacia adentro, resulta muy difícil encontrar eso “para lo que naciste”, sea una o diez mil cosas.

4- El propósito muta. Hoy me siento feliz haciendo sesiones y cursos de astrología, mañana no sé. Entonces, el propósito no es fijo, no es “para siempre” (a menos que ese para siempre sea el constante ahora), y te desafía a ser flexible y a cuestionarte a vos misma todo el tiempo

5- El propósito es todo lo que vivimos desde que nacemos hasta que desencarnamos, porque cada elección, situación, trabajo, persona, relación, etc… trae un aprendizaje que es fundamental para nuestro crecimiento. Es decir, no es un trabajo, sino la manera en la que me atrevo a encontrarle el significado a cada suceso de mi vida -no necesariamente de manera racional- para darme cuenta que incluso cuando duele, todo me ayuda a crecer, a madurar, a volverme sabia/o.

6- Muchas veces no es una sola cosa. Si decimos que el propósito de alguien es ser maestro, puede mutar el sector de la rama sobre la que enseña. Si alguien es terapeuta, puede ir siéndolo con determinadas herramientas, pero a medida que siga avanzando en su vida sumará otras, algunas intelectuales y otras por experiencia, y un día puede combinar todas, o elegir nuevas para seguir creciendo y ofreciendo su guía al mundo. O tal vez un músico elige ponerse a pintar, o a dar clases, por ejemplo.

7- Puede que exista algo tal como el propósito personal (las cosas que vivimos a través de nuestras elecciones conscientes e inconscientes) que nos lleva siempre a crecer, desarrollarnos y madurar, y otro, que nace de éste, que es transpersonal: la forma en la que doy mis dones al mundo a raíz de haber atravesado mi camino personal.

8- Durante la vida atravesamos diferentes propósitos, sea que éstos nos gusten o no, y para la astrología hablan del desarrollo de todas las cartas como un conjunto y no como cartas separadas. A saber: la carta natal y la dracónica como bases, y desde allí los tránsitos y progresiones -por citar sólo dos ejemplos- irán indicando determinadas “misiones” dentro del espacio del tiempo lineal bajo el que vivimos en esta dimensión. Es decir, ¡de ninguna manera nos encontraremos con un sólo propósito durante toda la vida! Muta como nosotros, todo el tiempo. Quizás alguna vez el propósito es que aprendas a cerrar etapas entonces atravesás un trabajo que no te gusta y aprender a elegir y a sentir liberación, o tal vez el propósito era aprender a poner límites y te encontraste con una persona que los desafiaba todo el tiempo.

9- Todo es cíclico, todo se mueve y cambia todo el tiempo, ¿por qué la noción de propósito sería fija entonces?

10- Definitivamente, para todos significa algo diferente. Y para muchos puede sencillamente tratarse de algo en lo que deben convertirse -coherencia entre ego y Sí Mismo para expresar la propia esencia- más que algo a “hacer”, idea inculcada gracias a nuestro patrocinador el capitalismo.

Espero que les sirva!

Y si tienen descubrimientos, siempre son bienvenidos. 🙂

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