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La abundancia se expresa al comprometerse

Estaba chiquita.

😣 Caminaba encorvada, me contracturaba, vivía con dolor de panza, de lumbares, de cuello, de alma.

🤯 Pensaba demasiado, me había enroscado en mí misma.

🧐 Buscaba respuestas y manifestaciones en el mundo externo que me salvaran, me dieran seguridad, me dijeran que todo estaría bien.

🛑 Pero no fue hasta que me paré, me dejé de exigir, me animé a ser grande, mandé a cag@r lo que dirían los demás -y lo que la gente dañina siempre seguirá diciendo- e incluso, también solté mi propia manera de decir algo sobre los demás, que pude levantarme. Enderezarme.

Para que funcione mi negocio -sencillamente trabajar de lo que amo- me tuve que hacer cargo de lo que me apasionaba hacer. Y comprometerme con ello, responsabilizarme de dar lo mejor de mí para cada persona que resuene conmigo y que elija mis sesiones, cursos o mentorías.

Estaba chiquita porque tenía miedo de comprometerme y de responsabilizarme de mi propia esencia. Tenía miedo de crecer porque ¿cómo lo voy a poder sostener? Pues sosteniendo. Siendo. Amando lo que hago. Esa es mi manera de ayudar al mundo.

Porque cuando amo lo que hago, mi energía cambia, cambia la de mi hogar, mi entorno y la de las personas que llegan a mí.

Estaba chiquita porque creía que todo era demasiado esfuerzo, incluso la abundancia o la felicidad. Porque tenía demasiados miedos mentales, era mi propia restricción.
Y así no crecía ni se expresaba mi abundancia.

Estaba siendo la niña todo el tiempo, no me estaba poniendo límites, me estaba victimizando, y estaba asustada. ¿Asustada de qué? ¿De vivir? ¿De ser mi propia madre?

Cuando me dí cuenta que era grande, a todo nivel, pude verme y dejar de imaginarme. Me comprometí conmigo y con mi esencia.

Me permití y me sigo permitiendo ser enorme en lo que hago. Porque también me dí cuenta de que soy buena, ¡excelente! en hacer lo que más amo. Y en ser, sencillamente al existir y permitirme vivir en calma conmigo misma. Y la abundancia se empezó a manifestar.

Ahora la niña juega, la adulta la materna y ambas hacen lo que aman en un entrelazado energético que se mueve dentro mío.

Porque soy todas las que fui y, al mismo tiempo, cada día ya no soy la que fui ayer.

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