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Carta a una Trabajadora de la Luz.

Creo sinceramente que llegaste a esta vida con un profundo saber íntimo de lo que habías venido a hacer y un sistema de guía interior para hacer que ocurra.
No hablo de un camino meticulosamente definido, que viene con un manual de instrucciones, sino de una certeza inamovible y hondamente arraigada de que estás aquí por una razón. De que hay mucho por hacer y el Universo te ayudará a lograrlo.

Creo sinceramente que hasta que respondas a esta llamada tendrás siempre la
sensación de que te falta algo y de que algo se te olvida. Uses lo que uses para anestesiarla, seguirá ahí. La única forma de detener la llamada es respondiendo.

Creo sinceramente que el mensaje que llevas impreso está arraigado en ti con tanta firmeza que a veces te cuesta darte cuenta de que no todo el mundo piensa como tú. Y es así.

Creo sinceramente que elegiste a tus padres. Por muy severos o tolerantes, ricos o pobres, inteligentes o zafios, viejos o jóvenes, atentos o atormentados que fueran, y por muy presentes que estuvieran o no, los elegiste tú. Y al hacer esta elección tan simple se te situó en el lugar exacto y se te dio exactamente
lo que te inspiraría a levantarte, a levantarte y entrar en ti, a levantarte y entrar en tu yo más elevado y auténtico. A ocupar tu puesto.

Creo sinceramente que las tragedias, las pérdidas, la tristeza y el dolor de tu vida no te han ocurrido a ti, sino para ti. Y doy gracias a lo que fuera que te hizo desplomarte, quebrarte y abrirte, porque el mundo te necesita abierta.

Creo sinceramente que las lecciones de la vida tienen menos que ver con acertar que con errar.

Creo sinceramente que estás mejor encaminada de lo que sientes, incluso aunque no lo sientas –sobre todo si no lo sientes–. Porque cuanto más te desvías del camino, más cerca estás en realidad de abandonar el camino equivocado y adentrarte en aquel que te llevará a casa.

Creo sinceramente que estás más cerca de lo que piensas y más cualificada para hacer realidad tu mensaje de lo que jamás imaginarías.

Creo sinceramente que lo que has venido a enseñar es precisamente lo que más necesitas aprender, y que los mejores profesores son aquellos que más forcejean, porque cuando se les hace la luz, es un fogonazo triple.

Creo sinceramente que la oscuridad es un proceso de gestación y que, para
encontrar tu luz, antes tienes que aventurarte por entre las sombras de tu ego.
Creo sinceramente que para ser una luz en el mundo, necesitas antes volver a casa, a quien de verdad eres, y luego mostrárselo con valentía al mundo entero.

Creo sinceramente que estás rodeada de un equipo personal de ángeles, guías y maestros, tanto en este mundo como en el más allá, entregados tan íntegramente a tu desarrollo que, si lo supieras, no pasarías ni un día más
preocupándote por si todo saldrá como debiera. Y si pudieras verlo todo desde su perspectiva…, cada vez que te encontraras con una dificultad la afrontarías con un grito de entusiasmo.

Creo en ti. Y en nosotras. Y en todo esto.
Así sea.

Rebecca Campbell.

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