Tercera semana meditación cuántica
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OBSERVA Y RECUERDA
Desmantelar el recuerdo de tu antiguo yo:
En este paso observás a tu antiguo yo y recordás quién no querés seguir siendo.
La meditación consiste en observar y recordar algo para conocerlo, cultivar el «yo» y conocer lo que de algún modo desconocés. Vas a ser plenamente
consciente (al observar) de los pensamientos y las acciones inconscientes o habituales de los que se compone ese estado mental y físico que citaste antes en el “paso 2: reconoce”. Después recordarás (rememorándolos) todos los aspectos de tu antiguo yo que no querés seguir siendo.
Al saber cuándo estás «siendo» tu antigua personalidad —los pensamientos que no querés seguir teniendo y las conductas que no querés seguir manifestando—, no volvés a ser nunca más tu antiguo yo. Y esto te libera del pasado.
Lo que repasás mentalmente y lo que demostrás físicamente es quién sos a nivel neurológico. Tu yo «neurológico» está hecho de la combinación de tus pensamientos y acciones que tienen lugar a cada momento.
Este paso está concebido para que seas más consciente y observes mejor quién estuviste siendo. Mientras reflexionás en tu antiguo yo y lo repasás, vas a ver claramente lo que ya no querés seguir siendo.
Observa: sé consciente de tus estados mentales habituales
En el paso 2: reconoce, ya observaste la emoción que te motiva a actuar de una determinada manera. Ahora quiero que conozcas también tus pensamientos y acciones derivados de tus antiguos sentimientos, que los adviertas en la vida cotidiana. A base de práctica te hacés consciente de tus antiguas pautas que ya no dejarás que se manifiesten. Al saber de antemano lo que tu antiguo ego haría, vas a poder controlarlo. Y cuando empieces a advertir el sentimiento que normalmente desencadena tus pensamientos y hábitos inconscientes, lo conocerás tan bien que a la menor señal ya te vas a dar cuenta que aparece.
Tu verdadera meta es ser tan consciente de tu estado mental limitador que no se te pase por alto ningún pensamiento o conducta.
Casi todo cuanto manifestamos empieza con un pensamiento. Pero sólo por el hecho de tener un pensamiento no significa que sea cierto. La mayoría de pensamientos no son más que viejos circuitos del cerebro creados por voluntad propia a base de repetirlos. Por eso necesitás preguntarte: «¿Es cierto este pensamiento o no es más que lo que pienso y creo mientras me siento así? Si me dejo llevar por este impulso, ¿producirá el mismo resultado de siempre en mi vida?» Lo cierto es que son ecos del pasado vinculados a sentimientos fuertes que activan antiguos circuitos del cerebro que te hacen reaccionar de manera previsible.
Oportunidad para escribir:
¿Qué pensamientos automáticos tenés al sentir la emoción que reconociste en el paso 2? Es importante escribirlos y memorizar la lista.
Te dejo aquí unos ejemplos de pensamientos automáticos limitadores (tus repeticiones mentales diarias inconscientes):
- Nunca voy a encontrar trabajo.
- Nadie me escucha nunca.
- Siempre me hace enojar.
- Todo el mundo me utiliza.
- ¡Me rindo!
- Como hoy es un mal día para mí, no voy a preocuparme en cambiarlo.
- Mi vida es así por su culpa.
- No soy demasiado inteligente que digamos.
- No puedo cambiar, lo juro. Quizá sea mejor que lo intente otro día.
- No me apetece.
- Mi vida es una mierda.
- Odio mi situación con .
- Nunca haré nada que valga la pena. Soy un/a inútil.
- A ……. no le caigo bien.
- ¡Siempre me toca trabajar más que a la mayoría!
- Lo llevo en la sangre. Soy igual a mi madre.
Tus acciones habituales, como los pensamientos habituales, también crean tus propios estados mentales negativos. Las emociones que
han adiestrado al cuerpo a ser la mente hacen que lleves a cabo acciones memorizadas. Éste es quien sos cuando actuás de manera automática.
La mayoría de acciones inconscientes las realizamos para reforzar emocionalmente nuestra personalidad y satisfacer una adicción a fin de volver a sentirnos como de costumbre. Muchas acciones inconscientes las hacemos para satisfacer a quien somos emocionalmente.
Por otro lado, mucha gente manifiesta ciertos hábitos para hacer desaparecer de forma temporal el sentimiento memorizado. Buscan una gratificación instantánea en algo del exterior para evadirse del dolor y el vacío que sienten. La gente se vuelve adicta a los videojuegos, las drogas, el alcohol, la comida, el juego o a las compras para hacer desaparecer el dolor y el vacío interior.
Nuestras adicciones crean nuestros hábitos. Y como nada de lo que existe fuera de ellas hará desaparecer para siempre ese vacío, tendrán que hacer cada vez más la actividad a la que son adictos. Y cuando varias horas más tarde la excitación o el subidón se haya disipado, volverán a la misma tendencia adictiva una vez más, pero esta vez prolongándola. Sin embargo, cuando desmemorizamos la emoción negativa de nuestra personalidad, eliminamos la conducta inconsciente destructiva.
Oportunidad para escribir:
Pensá en la emoción negativa que has identificado. ¿Cómo soleés actuar cuando te sentís de este modo? Tal vez reconozcas tus pautas de conducta en los ejemplos de abajo, pero lo mejor es especificar las tuyas. Escribí cómo te comportas cuando sentís esa emoción.
Ejemplos de acciones/conductas limitadoras (tus repeticiones físicas diarias inconscientes):
- Estar malhumorado/a.
- Compadecerte de vos mismo/a cuando estás en soledad.
- Comer para ahuyentar la depresión.
- Llamar a alguien para quejarte de lo mal que te sentís.
- Jugar o procastinar obsesivamente con el celular o la compu.
- “Agarrártela” con un ser querido.
- Beber demasiado y hacer el ridículo.
- Comprar y gastar más dinero del que tenés.
- Dejar las cosas para más tarde.
- Hablar mal de la gente y propagar rumores.
- Mentir sobre vos.
- Hacer escenas.
- Faltarle al respeto a los compañeros de trabajo.
- Fanfarronear.
- Gritarle a todo el mundo.
- Conducir fuera de los límites de la ley.
- Intentar ser el centro de atención todo el tiempo.
- Hablar demasiado del pasado.
Si tenés problemas con las respuestas, preguntate qué es lo que pensás en diversas situaciones de tu vida y «observá» en tu interior cómo pensás y reaccionás. También podrías mirarte «a través de los ojos de otros». ¿Cómo te ven? ¿Cómo creen que actuás?
Recuerda: rememora los aspectos de tu antiguo yo que no querés seguir siendo.
Ahora repasa y memoriza tu lista. Es una parte fundamental de la meditación.
Tu objetivo es «saber» cómo pensás y actuás cuando sentís una emoción en particular. Eso te servirá para recordar quién no querés seguir siendo y qué es lo que hacías para ser tan infeliz. Este paso te ayuda a percatarte de tu conducta inconsciente y de lo que te decís cuando estás pensando y sintiendo, sintiendo y pensando, para tener un mayor control en el estado de vigilia.
Dar este paso es ir progresando día tras día. Es decir, si meditás cada día durante una semana centrándote en ello, seguramente descubrirás que seguís cambiando y perfeccionando tu lista. Es una buena señal.
Cuando das este paso, entrás en el sistema operativo de los programas de la «computadora» del subconsciente y te detenés a examinarlos. Y al final llegás a conocer tan bien estas cogniciones que impedís que surjan. Eliminas las conexiones sinápticas de las que está hecho tu antiguo yo. Y como allí donde se ha formado una conexión neurológica hay un recuerdo, lo que estás haciendo es desmantelar el recuerdo de tu antiguo yo.
A lo largo de la siguiente semana continuá repasando la lista una y otra vez para conocer incluso mejor quién no querés seguir siendo.
Si memorizás estos aspectos de tu antiguo yo, tu mente se distanciará más todavía de él. Cuando conozcas a la perfección tus pensamientos y reacciones habituales y automáticas, ya no te pasarán nunca más desapercibidos. Y los preverás antes de que aparezcan. Es cuando sos libre.
Recordá que en este paso tu objetivo es ser consciente.
A estas alturas ya sabés cómo funciona…
Lee el paso 6 y escribí lo que quieras, en cuanto lo hagas ya estarás preparado/a para las meditaciones de la tercera semana.
Paso 6: REDIRIGE
Las herramientas de redirigir te permiten evitar la conducta inconsciente.
Al dejar de activar tus antiguos programas y cambiar biológicamente, desactivás y desconectás células nerviosas. También dejás de enviar las
mismas señales a los mismos genes.
Si la idea de recuperar el control te costó, este paso te permite de una forma más consciente y racional recuperar el control para eliminar
el hábito de ser “el/la mismo/a de siempre”. Cuando te volvés experto/a en redirigir, construís una base sólida en la que crear tu nuevo y mejor yo.
Redirigir es jugar a decir «¡Cambiá!»
Durante las meditaciones de esta semana recordá algunas de las situaciones que se te ocurrieron en el paso anterior y mientras las visualizás
u observás decí en voz alta: «¡Cambiá!» Es así de sencillo:
- Imaginate una situación en la que estés pensando y sintiendo algo en concreto sin darte cuenta.
Decí «¡Cambiá!» - Imaginate un escenario (con una persona o un objeto) donde podrías volver a caer fácilmente en una antigua pauta de conducta.
Decí «¡Cambiá!» - Imaginate en una situación de tu vida donde haya una buena razón para no estar a la altura de tu yo ideal.
Decí «¡Cambiá!»
Cuando te descubras teniendo un pensamiento limitador o una conducta limitadora, decí en voz alta «¡Cambiá!» Con el tiempo, tu propia voz se convertirá en una nueva voz en tu cabeza y en la que cuente con más autoridad. Se convertirá en la voz de redirigir.
Cuando conseguís controlar la reacción emocional al encontrarte con un disparador, estás eligiendo no volver a caer en tu antiguo yo que piensa y actúa de una forma limitada. De igual modo, a medida que controlás más los pensamientos provocados por algún recuerdo o asociación relacionado con algún estímulo del entorno,
te alejás del destino previsible en el que tenés los mismos pensamientos y realizás las mismas acciones, que crean la misma realidad. Es como instalar en tu mente una nota para refrescarte la memoria.
Esto es cuidar tu energía vital valiosa que va a servirte para crear una vida nueva.
Los recuerdos asociativos provocan respuestas automáticas:
Como ser consciente es crucial para crear una nueva vida, es importante comprender cómo los recuerdos asociativos han hecho que te costara tanto serlo en el pasado y que aprender a redirigirlos te ayudará a desprenderte de tu antiguo yo.
Tus recuerdos asociativos residen en el subconsciente. Se van formando con el tiempo cuando la repetida exposición a una situación exterior produce una respuesta interior automática en el cuerpo, que provoca a su vez una conducta automática. A medida que uno o dos de nuestros sentidos responden al mismo estímulo, el cuerpo reacciona sin que apenas lo advirtamos. Se activa con un simple pensamiento o recuerdo.
De igual modo, vivimos dejándonos llevar por muchos recuerdos asociativos similares provocados por numerosas identificaciones conocidas derivadas de nuestro entorno.
Cada estímulo que nos despierta un recuerdo asociativo, nos pone en piloto automático y volvemos a perder el control. Por eso hacernos conscientes es tan importante. Es convertirnos en nuestros propios observadores.
Mientras te imaginás una serie de situaciones en las que dejás de ser tu antiguo yo (emocionalmente), al irte exponiendo una y otra vez al mismo estímulo (mentalmente), con el tiempo tu respuesta emocional a esta situación va disminuyendo. Y a medida que lo vas haciendo y que observás cómo respondías de manera automática, te volvés lo suficientemente consciente como para descubrir cuándo no lo estás siendo.
A medida que abandonás la adicción a la emoción, la respuesta automática deja de darse.
Es la atención que ponés en la vida cotidiana la que te libera de la emoción asociada o del proceso mental. La mayor parte del tiempo estas reacciones automáticas se te pasan por alto porque estás demasiado ocupado/a «siendo» tu antiguo yo.
Estas emociones de supervivencia son perjudiciales para tus células al pulsar los mismos botones genéticos y hacerte perder la salud. Lo cual hace que nos preguntemos: «¿Tener estos sentimientos, conductas o actitudes es quererme a mí mismo?»
Después de decir «¡Cambiá!», podés decir: «¡Esto no es bueno para mí! Las recompensas de estar sano, feliz y libre son mucho más importantes que estar atrapado en alguna pauta autodestructiva. No quiero enviar emocionalmente las mismas señales a los mismos genes y afectar de un modo tan negativo a mi cuerpo. No vale la pena».
Tercera semana – Meditación guiada
- Paso 1: empezá haciendo la inducción como siempre.
- Pasos 2-5: después de reconocer, admitir, declarar y entregarte, es hora de seguir intentando advertir los pensamientos y acciones que se te pasan por alto. Observa tu antiguo yo hasta conocer al dedillo los programas que lo sostienen.
- Paso 6: mientras estás observando en la meditación tu antiguo yo, elegí varios escenarios de tu vida y decí en voz alta «¡Cambiá!»
Inducción primera semana:
Meditación segunda semana:
Meditación tercera semana: (leé todo antes para entenderla mejor)
