Bienestar

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Introducción:

Programa de meditación de cuatro semanas

Primera semana: hacer cada día el paso 1: la INDUCCIÓN

Segunda semana: hacer cada día la INDUCCIÓN y luego añadir el paso 2: RECONOCE, el paso 3: ADMITE Y DECLARA y el paso 4: ENTRÉGATE

Tercera semana: hacer cada día los pasos del 1 al 4 y añadir el paso 5: OBSERVA Y RECUERDA y el paso 6: REDIRIGE

Cuarta semana: realizar cada día los pasos del 1 al 6 y añadir el paso 7: CREA Y REPÍTELO

Preparaciones previas

Entorno:

  • Crear un espacio para las sesiones de meditación que sea exclusivo para ello, y que no implique otra acción directa. Por ejemplo: no en la cama (para no dormirte) ni en el comedor (para que no te tientes a realizar otra cosa como comer).
  • Eliminar distracciones: apagar o poner en modo avión el celular, alejarte de la tele y dispositivos electrónicos, de ventanas a la calle muy ruidosas o lugares donde te llegue el aroma a comida recién hecha, por ejemplo
  • Música: que sea suave y relajante, que no te traiga recuerdos o asociaciones a tu mente

Cuerpo:

  • Una posición erguida y relajada es ideal. No te acuestes -te podés dormir-
  • Andá al baño antes de comenzar
  • Quitate el reloj y accesorios, cuanto más libre el cuerpo, mejor
  • Dejate un vaso con agua cerca
  • Si se te inclina la cabeza como “cabeceando” durante la meditación, está bien. Con la práctica dejará de pasar.

Momento ideal del día:

  • Al levantarte o antes de acostarte

Paso 1: inducción

Abrir la puerta a tu estado creativo.

Cómo se realiza:

En esta inducción te concentrás en el lugar o la orientación de tu cuerpo en el espacio. Por ejemplo, pensá en el lugar donde está la cabeza, empezando por la coronilla y descendiendo poco a poco. Mientras la inducción progresa de una parte del cuerpo a otra, sentí y advertí el espacio que cada una ocupa. Percibí también la densidad, el peso o la cantidad de espacio que ocupa. Concentrate en el cuero cabelludo, después en la nariz, los oídos y en otras partes, vas a ir descendiendo por el cuerpo hasta concentrarte en la planta de los pies: notarás algunos cambios. El paso de una parte a otra del cuerpo y el énfasis que se dé a los espacios que ocupan y en los que están incluídas, es el secreto de esta técnica.
Advertí luego la zona en forma de lágrima que rodea tu cuerpo y el espacio que ocupa. Cuando sientas este espacio alrededor de tu cuerpo, tu atención ya no estará puesta en él. Ahora ya no sos tu cuerpo, sino algo superior.
Así es como te volvés menos cuerpo y más mente.
Sé consciente, por último, de la zona que ocupa en el espacio la habitación en la que estás. Percibí el volumen que llena. Cuando llegues a este punto, tu cerebro empezará a cambiar sus patrones de ondas desordenados por otros más equilibrados y ordenados.

Esto significa que si podés sentir la densidad del espacio, si podés advertirla y fijarte en ella, pasás de manera natural del estado de pensar al de sentir. Cuando esto sucede, es imposible mantener las ondas del cerebro que caracterizan el estado de alerta y supervivencia, por ende, cambian tus ondas cerebrales de incoherentes a coherentes, lo que se traduce en estados de completitud, calma, confianza en el universo y más.