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Seres elementales: la segunda dimensión sostiene a la tercera.

Si repasamos la historia de la humanidad como la conocemos (2000 años hacia atrás desde el cristianismo, por ejemplo) observamos que el concepto de “infierno” fue dado hacia la dimensión inferior, es decir, debajo de nuestros pies. La realidad es que la historia de la humanidad comenzó muchísimo antes…

Seamos cristianos o no, es preciso reconocer el recorrido que hizo la Iglesia junto a otras sectas, con el objetivo de hacernos creer que no teníamos poder, que éramos meramente esclavos de quien sí lo poseía: a quienes tuvieran el tupé de reconocer su poder interno y su vínculo con todo aquello que estuviera debajo de nuestros pies, se lo quemó en la hoguera -por citar el ejemplo más conocido-.

El asunto es, vivimos sobre dos dimensiones y en la inmediata debajo nuestro, llamada segunda dimensión, existen muchos seres que son necesarios para la vida como la conocemos. Y la primera dimensión, aún más abajo, se encuentra el centro de hierro cristal (así como lo leen) de la Tierra, que late a una frecuencia mucho más lenta que la nuestra. Así que no, no hay infierno debajo: hay conocimiento y poder. Claro que les convenía que le temiéramos, no?

Precisamente en la 2D (segunda dimensión) se encuentran los seres elementales: aquellos que pertenecen al reino de los 4 elementos y que crean el sostén de la vida en la Tierra.

Ellos son los guías espirituales del reino natural, y no hay que confundirlos con los animales de poder, que son otro tipo de guías.
Podemos conocerlos como:

Elementales de la Tierra: duendes, gnomos, hadas, elfos.
Seres mitológicos: centauros.

Se incluyen todos los conocidos como devas y la Madre Tierra misma. ¿Acaso nunca te diste cuenta de la sanación que provoca recostarse en la playa o en el pasto, o bañarse en el mar? Gaia es nuestra madre orgánica. Muchos dicen que no somos hijos de la Tierra porque provenimos de las estrellas, sino que somos sus habitantes. Y para mí nuestra esencia energética sí viene de las estrellas, pero es demasiado obvio como para ser negado, que nuestro cuerpo le pertenece. Ella lo sostiene, acuna y regenera si es necesario. Por algo la llamamos Madre.
Si te sentís agotado, desconectado, estresado, pedile a la Madre Tierra que te envuelva en sus brazos y te cuide y alimente. Y, si podés, acostate en algún entorno natural, mojá tus pies en algún cauce de agua o abrazá un árbol. El cambio de ánimo y energía es poderoso y muy notable.

Los espíritus de las flores trabajan para calmar y equilibrar el cuerpo emocional, y la manera más sencilla de conectar con ellas es oliendo su perfume, o incluso regándolas y hablándoles. También podés tomar esencias florales, por ejemplo.

Elementales del Aire: sílfides, silfos.
Seres mitológicos: grifos.

Ellos se hacen sentir como brisas suaves, pero también como tornados. Nos ayudan a revitalizarnos, a calmar la mente y aclarar el alma. Respirar es la clave para conectarnos con ellos, inhalar y exhalar conscientemente, pidiéndoles que nos ayuden a aclarar nuestras mentes,  a recibir la vida con entusiasmo y claridad y que refresquen nuestra sangre, que la oxigenen.

Cuando tengas miedo o ansiedad (todos asuntos de la mente, regida por el aire) pedile guía y ayuda a las sílfides.

Incluso también cuando tengas que tomar una decisión importante, ir a una entrevista de trabajo, hablar en público, hacer negociaciones… ellos nos ayudan a evitar confusiones mentales, a dejar fluir nuestros pensamientos y a sintonizar con las frecuencias de nuestros otros guías espirituales. Son guardianes de la telepatía.

Elementales del Agua: ondinas, náyades, ninfas de mar.
Seres mitológicos: sirenas.

Los elementales o espíritus del agua son depurativos y poderosos y podemos trabajar con ellos para despejarnos de todo lo antiguo o desgastado. Sin embargo, también pueden ser feroces cuando es necesario, porque comunican los mensajes de la Tierra, como en los tsunamis, por ejemplo.

Los sueños que tenemos donde aparece el elemento agua nos hablan de su sabiduría, son sueños para prestarles mucha atención. Yo sueño mucho con el agua, siento que es una gran transmisora de mensajes, y hace poco una noche me acosté pensando en un miedo que tengo. En mi sueño apareció una inundación y en el agua flotaba (como haciendo la plancha) un águila. Que luego salía, se secaba y se quedaba mirando al horizonte. Sumando la necesidad de desprendimiento que implica el agua (desprenderme de mi miedo), el águila como animal de poder me estaba mostrando que ese miedo no es más que un renacimiento (ya que el águila es un símbolo de renacimiento, entre otras cosas).

En cualquier momento en que estés en contacto con el agua, sus elementales estarán trabajando con vos.

Elementales del Fuego: salamandras.
Seres mitológicos: Ave Fénix.

Ellas son energías danzantes que chisporrotean, crujen, excitan nuestra pasión y creatividad, nos ayudan a reforzar la sensación de que podemos hacer lo que nos proponemos y que gozamos de una juventud eterna. Cuando sentimos que perdimos el brillo o la pasión y nuestra mente es un nido de culpa, responsabilidades y demasiado estrés, hay que invocarlos, ya que nos liberan de los miedos cotidianos, de bloqueos y frenos autoimpuestos.

Ellos nos ayudan a hacer borrón y cuenta nueva, sobretodo cuando uno mismo no se da cuenta de que lo necesita. Nos piden ser flexibles, ingeniosos, que tengamos adaptabilidad y fiereza por lo que amamos. Pero nunca podemos dar por sentado si nos ayudarán, es decir, siempre hay que mantener “viva la llama” con ellos. Encender un fuego para invocarlos representa quedarse con él hasta que se extinga porque a ellos les gusta ser observados…y si no lo son, pueden provocar un incendio. 

En el próximo artículo les cuento varios consejos sobre cómo contactar con ellos.

 

Ilustración de Pablo Amaringo.

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